Aristóteles Moreno - Perdonen las molestias
Se vende ciudad califal
Si Berlanga bajara de los cielos se encontraría este guión de opereta con un señor ofreciendo por internet un capitel de Medina Azahara
SI quiere usted un capitel de Medina Azahara, con decoración trepanada y 25 kilogramos de mármol del siglo X, no se impaciente. Acuda al bazar de la esquina o encienda el ordenador de mesa. En la página web de anuncios por palabras, podrá adquirirlo al modo en que compra la Minipimer de segunda mano o la cacerola de acero inoxidable. Solo tiene que abrir la pestaña correspondiente y anotar el número de referencia. Prepare 41.000 euros del ala, marque el número de teléfono que aparece en el margen inferior derecha y métase esta joya universal del arte andalusí en el bolsillo.
A estas alturas de la película, ya no sabemos si hay más capiteles y cimacios de Medina Azahara en el universal yacimiento arqueológico propiamente dicho o en los portales de anuncios de internet. Creíamos que la cultura era cultura pero resulta ser también, por lo visto, negocio. Un vigoroso negocio que mueve cientos de millones a través de las ventanas de anuncios por palabras y las casas de subastas más prestigiosas del mundo.
Esta semana ha sido el capitel con decoración trepanada y 41.000 euros como precio de partida. De acuerdo. Pero hay más. Mucho más. En 2003, sin ir más lejos, se mercadeó con otra pieza similar del siglo X, estilo nido de abeja, que alcanzó la nada despreciable cifra de 7.000 euros. Y en 2008 la prensa nos dio cuenta de la subasta récord en una conocida sala londinense especializada en dar curso legal a este monumental expolio del patrimonio histórico de Córdoba. El comprador se la adjudicó por 1,7 millones de euros.
Aquella pieza, eso sí, era una joya de la arquitectura andalusí. Un capitel tallado en mármol con diseño floral y formas ajustadas al orden corintio romano, ejecutado entre los años 964 y 965, al principio del reinado de Alhakam II. El bello elemento ornamental, en muy buen estado de conservación, era propiedad de la Nueva Iglesia del Señor de Pensilvania. Ustedes se preguntarán qué diablos hacía un capitel de Medina Azahara en manos de la Nueva Iglesia del Señor de Pensilvania. Nosotros también.
La Junta de Andalucía pujó en la subasta. El elevado precio que alcanzó el capitel descabalgó a la administración autonómica de la compra. Es decir, para entendernos: el Estado, que representa el bien común en un país moderno, debe pagar por recuperar lo que alguien robó algún día de la ciudad califal construida por Abderramán III. A simple vista, puede parecer un disparate, pero si usted examina con detenimiento este círculo perverso observa que, en efecto, es un disparate.
El delirio se produjo en 1997. La firma Christie’s, de la que hablábamos con anterioridad, vendió un cervatillo de bronce de Medina Azahara por 3,3 millones de libras. La espléndida escultura, de 56,5 centímetros de altura y decoraciones florales en su cuerpo, es uno de los iconos intemporales del arte califal, que hoy descansará junto a un mueble bar de algún salón señorial de cualquiera sabe qué parte del mundo.
Ha querido Berlanga (que estás en los cielos) que el mismo día en que un buen señor vendía en un anuncio por palabras un capitel con decoración trepanada de Medina Azahara, expertos de todo el mundo se daban cita en Córdoba para defender la candidatura de la ciudad califal como Patrimonio Mundial por la Unesco. Y claro que sí, hombre. Con la venta de la pieza omeya, por cierto, el caballero tenía previsto montar un bar. En serio. Te echamos de menos, Berlanga.