Ayuntamiento

Urbanismo demora la actualización de la gestión del Casco de Córdoba mientras sigue despoblándose

No ha lanzado ni la reforma del Plan Especial ni el Plan de Gestión de la zona antigua

Grupo Villar Mir llega a la promoción residencial 'boutique' en el Casco de Córdoba

Casco Histórico de Córdoba Valerio Merino

Rafael Ruiz

Cuando se cumplen tres años del mandato municipal de José María Bellido , que significó la creación de una concejalía propia de Casco Histórico, las medidas de mayor impacto para frenar el progresivo abandono de la Córdoba antigua siguen sin ponerse en marcha.

Son, por este orden, la reforma del Plan Especial del Casco Histórico (que tiene aval del Pleno desde 2020) y el Plan de Gestión del Casco Histórico , dos documentos clave para afrontar un momento delicado de la vida de los barrios viejos de la ciudad en los que se constata una realidad. Cada vez viven menos vecinos y el interés de las empresas del sector turísticos, particularmente de alojamientos, no parece tener fin. Se encuentra en máximos.

Para tener conciencia del problema, lo mejor es acudir a los datos. Cuando se redactó el Plan Especial del Casco Histórico de Córdoba, se utilizaron de referencia de población los datos del Padrón de 1993 , según se expone en la memoria de ese documento. En ese año, el 12 por ciento de la ciudad vivía en los barrios que una vez fueron intramuros. Eran 37.765 almas, un dato algo más bajo que el registrado en 1984 (38.975 personas, el 13 por ciento de la población total de ese año).

El último dato de los barrios del Centro y el Casco (los límites están fijados por las avenidas de ensanche: T ejares, Victoria, Marrubial y la Ribera ) es de la actuación del padrón de 2021. Y dice que viven en los barrios de esta parte de la ciudad 27.555 personas, un 8,4 por ciento de los vecinos totales de Córdoba. En el transcurso de menos de tres décadas, un tercio de los vecinos de Córdoba que había en esta parte de la ciudad ya no están allí.

Un proceso acelerado

Se podría decir que el proceso ha sido paulatino pero los datos no confirman eso. Al contrario, es una cuestión que se ha acelerado en los últimos años como consecuencia de varios factores. El padrón de 2017 señala que, en esa misma fecha, había 36.079 vecinos, unos ocho mil residentes más que actualmente. La caída afecta a todos los barrios salvo el extraño caso del Alcázar Viejo que ha ganado población.

Todos los demás han perdido residentes. En el entorno de la Mezquita-Catedral y la Judería ya se ha bajado de los 3.000 empadronados. Los datos dibujan una ausencia de relevo generacional con una población cada vez más mayor. Es la Córdoba vacía cuando no hay turistas que la llenen.

Tejados de la Axerquía Valerio Merino

Desde 2017 hasta el momento, el Casco Histórico no ha cambiado pero la ciudad de Córdoba y la economía sí lo han hecho. La entrada en vigor del Plan General de 2001-2003 habilitó una enorme cantidad de suelo como urbanizable tanto en Poniente como en Levante (del que aún no se ha desarrollado ni un metro cuadrado, salvo piezas muy concretas de la periferia) .

El desarrollo inicial de Noreña o la zona del Zoco, que es del plan de 1986, se completó con piezas de miles de viviendas como el Cortijo del Cura, el entorno del Hipercor y, ahora, la Huerta de Santa Isabel.

Buena parte de esos suelos no se desarrollaron hasta el final de la crisis inmobiliaria de 2008 . En ese lapso, Córdoba no ganó población. Perdió unos 2.000 habitantes. Se produjo una redistribución de los vecinos. Las familias jóvenes que podían pagarlo optaron por viviendas mejor equipadas tecnológicamente, con mejores servicios, muchas de ellas en urbanizaciones cerradas.

Algo con lo que el Casco Histórico no puede competir si no hay una reformulación de políticas de vivienda. Y en un contexto que es incontestable: cualquier barrio de Córdoba tiene en estos momentos un mejor estándar de equipamientos y servicios disponibles —públicos y privados— del que tiene el Casco.

Llegada masiva de proyectos

En ese tiempo, se ha producido una llegada masiva de proyectos turísticos para aprovechar casas que estaban abandonadas o vacías en el Casco Histórico. Auténticas gangas que están permitiendo renovar la planta de alojamiento. a un ritmo verdaderamente rápido. Pocos han sido los empresarios de la construcción que se han atrevido con promociones para vivienda nueva en esta zona. Contados con los dedos de una mano. Las pocas rehabilitaciones que se realizan suelen ser de particulares, explican en el sector, o con la finalidad señalada del uso turístico. Por esta vía se están salvando casas históricas.

La realidad es que en estos momentos medio barrio de la Catedral está en obras para hacer hoteles de distinto formato. Y eso ha puesto en crisis alguna de las normas urbanísticas. Un ejemplo es la agregación parcelaria.

El Ayuntamiento solo permite usar varias parcelas para un mismo proyecto cuando son una parcela catalogada con otra no catalogada, cuando tienen menos de 80 metros cuadrados, cuando se recupera el parcelario histórico o cuando es para un equipamiento como un colegio. Fuera de eso, las empresas tienen que realizar verdaderos malabares para sortear un articulado del Plan del Casco que es puesto en tensión día sí y día también.

La última inversión prevista, la del Grupo Villar Mir, se realizará sobre dos casas de Mayor de Santa Marina . El fondo Millenium ha realizado una compra múltiple para su cinco estrellas. La operación del cuatro estrellas de H10 en la Casa Colomera se extenderá a la calle Duque de Hornachuelos tras la adquisición de la Casa Barrena, donde la empresa alemana Ratisbona tenía en marcha una promoción.

Y suma y sigue todos los días con la llegada de nuevas iniciativas hoteleras que se centran en la Medina pero que empiezan también en la Axerquía. Zizai Hotels adquirió dos casas para un solo hotel de cinco estrellas en la Calleja de las Flores . Y están en venta no pocas casas para este mismo fin. Una de ellas es la Casa de los Guzmanes, en el Realejo, que está en el mercado en estos momentos.

Paquete de reformas

Urbanismo prepara desde hace meses un paquete de reformas del Plan del Casco que se quieren remitir formalmente a los agentes del sector antes del verano. Se tocarán varios artículos, como media docena, del actual planeamiento de la ciudad con el objetivo de facilitar inversiones tanto desde el punto de vista turístico como para mejorar la llegada de operadores que faciliten la rehabilitación de viviendas para adaptarlas.

El presidente de la Gerencia, Salvador Fuentes, asegura que, hasta que se conozca el articulado final, prefiere solo hablar de la filosofía del mismo. La realidad es que esas medidas se pondrán en marcha con una constatación: la actividad de alojamientos ha desbordado ya los barrios primigenios para llegar a zonas más alejadas como San Lorenzo o San Agustín.

La previsión de Urbanismo, que lleva meses para fijar cuestiones como el nuevo tratamiento de la reserva mínima de patios , es que relajando una serie de normas clave se deben animar los proyectos constructivos de todo tipo en una zona que, además, necesita el interés de los vecinos por quedarse en el barrio o mudarse a la zona. Desde la Gerencia ya avisan que la reforma será limitada y que podría estar avanzada en el mes de septiembre, una vez pasado el verano, con el objetivo de proceder a su aprobación que depende, en todo caso, del informe preceptivo y vinculante de la Junta.

Barrio de San Lorenzo Valerio Merino

El segundo paquete de medidas municipales en marcha se llama Plan de Gestión del Casco Histórico . Es un documento similar al que el Cabildo ha redactado en la Mezquita-Catedral pero con efectos en toda la parte protegida por la Unesco y su zona de amortiguamiento. El alcalde de Córdoba, José María Bellido, creó la concejalía de Casco y le confió su desarrollo a Laura Ruiz, que dimitió de su cargo, y ahora a María Luisa Gómez Calero. Supuestamente, hubo una serie de reuniones con colectivos implicados pero el Plan de Gestión ni siquiera tiene algo que se pueda considerar un borrador. El documento es un completo desconocido y nadie sabe hasta dónde va a mejorar la vida de los vecinos, cuáles son las previsiones de inversión y qué caminos se pretenden tomar para ello.

La agenda oficial

La presencia de un Casco Histórico vivido ha sido siempre uno de los objetivos teóricos de la política de las sucesivas corporaciones. La realidad es que lo ha sido más de palabra que de obra. Un ejemplo de ello es la petición anual que realiza el Consejo Social de la ciudad de Córdoba, el mayor órgano asesor del Ayuntamiento, que pide que exista una fiscalidad del Casco Histórico. Si se tienen más restricciones, es lógico que eso se vea en la factura tributaria de los vecinos. Ningún gobierno municipal ha querido tomar medida alguna.

El parón a la actividad de los pisos turísticos puede llegar en la forma del decreto que el equipo del vicepresidente de la Junta en funciones, Juan Marín (Cs), ha dejado redactado antes de las elecciones del 19 de junio. El decreto pretende profesionalizar el sector poniendo limitaciones a la actividad de los apartamentos que funcionan en un mismo edificio que viviendas normales y corrientes. Las patronales de esta actividad ya han mostrado su oposición radical a una norma que la Junta explica porque ya hay suficientes alojamientos turísticos extrahoteleros.

Pero solo es una parte del problema que empieza con el reconocimiento de que se tiene un problema. El nuevo plan estratégico Agenda Córdoba que ha puesto en marcha el gobierno municipal ni siquiera identifica la despoblación del Casco como una amenaza para el funcionamiento de la ciudad. Considera, en todo caso, que se deben tomar medidas para propiciar la convivencia entre residentes y turistas. Y eso es todo. 

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