Política municipal
Unas elecciones andaluzas con efecto de primarias locales en Córdoba
Aunque el PP gana en la capital con holgura, una subida o victoria del PSOE metería presión
Las próximas elecciones andaluzas del 2 de diciembre pueden tener más trascendencia de lo que parece a nivel municipal. La convocatoria de Susana Díaz ha frenado en seco los primeros ademanes de precampaña en las diferentes formaciones cordobesas. En casos como los de Ciudadanos y la coalición entre Podemos e Izquierda Unida ni siquiera con una cabeza de cartel elegido. Para más «inri», ni la propia armadura entre las dos fuerzas de izquierdas está sellada. No obstante, los dos principales adversarios políticos ( Isabel Ambrosio y José María Bellido ) sí andaban explorando sus primeras estrategias y es obvio que la clave electoral regional paraliza sus mensajes y movimientos casi hasta después de Navidad, cuando se espera que quede constituido el nuevo Ejecutivo andaluz -si los pactos no alargan los plazos oficiales-.
Pero hay otro efecto colateral que hay que tener muy presente: las consecuencias que los propios resultados que se cosechen en Córdoba capital pueden tener en el devenir de esa carrera por el sillón principal de la Alcaldía . En un sentido, porque en alguna de las formaciones -fuese el caso del PP-, se abriera un nuevo melón interno con renovación de organigramas y direcciones, lo que siempre conlleva un baile de dirigentes. En menor medida porque se pudiera dar el caso de que los populares conformasen gobierno y tuvieran que tirar de dirigentes de cada una de las ocho provincias para responsabilidades de gestión.
Sobre estas dos anteriores, la distancia entre populares y socialistas. Pudiera decirse que estos comicios autonómicos son una especie de primarias municipales entre Bellido y Ambrosio . En mayo de 2015 la diferencia entre el PP y el PSOE, la segunda fuerza, fue de 14 puntos, y pese a ello, Isabel Ambrosio se convertía en la primera regidora socialista con el apoyo de Izquierda Unida y la marca podemita Ganemos Córdoba.
El sondeo de Dataestudios publicado por ABC hace unas semanas recortaba esta tendencia en la estimación de voto a unos cinco puntos porcentuales. La victoria sigue siendo para la formación popular, pero desde la bancada socialista se recortan distancias , y éste es el hilo que preocupa en el seno del grupo mayoritario del Pleno. El históricos de los resultados electorales en Córdoba capital ha sido dispar para el PSOE. En el caso de las autonómicas siempre se han dado mejores datos que en el ámbito local , donde la primacía de Izquierda Unida (y antes el PCE) ha sido manifiesta (la «anomalía cordobesa»).
De un tiempo a esta parte, el hundimiento de la coalición de izquierdas y una ligera mejora de los socialistas por mor del descendimiento general del PP (en 2015 perdieron la mayoría absoluta en la ciudad) ha facilitado ese estrechamiento de márgenes electorales. Bien es verdad que la capital es territorio popular desde que en 1996 entrara en escena la victoria de José María Aznar en las elecciones generales.
En las últimas cuatro citas con las urnas para elegir al presidente de la Junta de Andalucía la victoria del PP ha sido una constante. En 2004, con casi seis puntos de ventaja. Las dos siguientes convocatorias (2008 y 2012), incrementándose la distancia hasta los 12 y 21 puntos, respectivamente. Hay que recordar que hace seis años es cuando estuvo a punto de producirse la llegada del PP a San Telmo, la jornada del triunfo amargo de Javier Arenas. Sin embargo, en la última cita de 2015 la ventaja se redujo a los nueve puntos (32 por 23 puntos).
La pregunta que ronda las cabezas de la dirigencia de socialistas y populares en la capital está clara: ¿Qué pasaría si el PSOE le gana en Córdoba al PP en estas elecciones o apenas hay distancia entre ambos...? La presión se multiplicará en el terreno de juego de unas municipales que apuntan, además, a escasos márgenes de voto y concejales para el futuro gobierno municipal. Ello sumado a un posible mal resultado popular haría un poco más cuesta arriba el tramo final de una precampaña en la que los candidatos han de fajarse con todas sus fuerzas. El sondeo de ABC dejaba dos ítem llamativos: muchos indecisos y bajo grado de conocimiento de los concurrentes.
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