Apuntes al margen
Los turcos a las puertas
Nadie habría dicho que las contradicciones del proletariado llegasen con las claves del Instagram. Cosas veredes

Dicen los libros que las tropas turcas estaban a las puertas de Bizancio , allá por 1453, cuando los sabios de la ciudad se encontraban debatiendo el sexo (o género, vaya usted a saber) de los ángeles. A cuento viene la historia después del intercambio epistolar del lucentino Antonio Maíllo , excoordinador andaluz de Izquierda Unida, y la portavoz parlamentaria de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez , quien abandonó recientemente Podemos acompañada por sus compañeros de Anticapitalistas, una formación política cuya militancia cabe en un autobús de Aucorsa dejando sitio de sobra para cumplir las normas contra el Covid más exigentes que imaginarse pudiera.
Como sabrán (o no), Rodríguez se presentó a las autonómicas como líder de la coalición firmada por Podemos e IU bajo el citado nombre de Adelante Andalucía . En un momento determinado, Anticapitalistas decidió impulsar un «sujeto político andaluz» que es algo que ni Podemos ni IU están dispuestos a tolerar. Para los que no entiendan las neolenguas políticas, «sujeto político andaluz» significa un partido propio, de izquierdas y nacionalista . Que no tenga una relación de subordinación a las políticas que se deciden en Madrid. Que maneje, en definitiva, quién ocupa cada cargo y a qué dedica el dinero. Como lo de Ada Colau en Cataluña chispa más o menos.
Podemos, que es un partido esquelético en cuanto se sale de Madrid, y la dirección andaluza de IU, que aporta una estructura estable de militancia e implantación territorial , han interpretado como una traición que Teresa Rodríguez tomase dos decisiones fundamentales. Registrar Adelante Andalucía como partido y, horror, quedarse con la contraseña de las redes sociales de la marca electoral. Nunca nadie pensó que las contradicciones de la vanguardia proletaria arrancasen por la clave del Instagram.
El intercambio epistolar desarrollado entre Maíllo y Rodríguez, publicado en «El Diario», es revelador. En primer lugar, porque destaca que la izquierda-izquierda necesita no menos de cuatro o cinco folios de dicharachera retórica para expresar ideas que son en realidad muy sencillas pero que suenan regular cuando se expresan con claridad. La primera es que hasta el andalucismo de izquierdas, llegado al momento de la verdad, se topa con las determinaciones que les hacen desde Madrid. Que incluso los que enjugan sus lágrimas en la arbonaida se las tragan dobladas cuando hablan los mayores.
Segunda clave. La presencia del PSOE sigue generando una sombra sobre toda la izquierda que los divide en los idealistas, que quieren aplicar unas políticas para las que no tienen aún apoyo electoral, y los realistas, dispuestos a pillar cacho en cuanto el gobierno de coalición se ponga a tiro. Teresa Rodríguez es particularmente ácida cuando r elata cómo chuleaba Susana Díaz a IU en el Gobierno común. Los sapos que se tuvo que tragar el grupo de altos cargos que comandaba Diego Valderas con el propio Maíllo como director general.
Imagino que al votante medio de izquierda-izquierda (santo varón) le hablan de «sujeto netamente andaluz con voluntad de trascender a las organizaciones fundadoras» y lo flipa teniendo en cuenta que los turcos están a las puertas. El concurso abierto de quién es el sujeto político andaluz más guapo de la sala o a qué sujeto político andaluz te llevarías de cañas esconde una verdad tras palabras y palabras de cháchara. Puestos a usar la farfolla de los concienciaditos, la realidad objetiva es que se están peleando por quién ocupa las escasas sillas y los escasos sueldos que han quedado. Y es algo que solo les interesa a ellos.
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