Educación

Trinitarios, el colegio que nació para una Córdoba nueva

El centro educativo de Ronda del Marrubial cumple medio siglo dirigido primero a las clases populares y siempre a extraer toda la potencialidad de los alumnos

Profesores y frailes trinitarios en el curso 1974/75 Archivo Colegio Trinitarios
Luis Miranda

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La puerta de Plasencia no fue de las más importantes de la ciudad, pero hasta mediados de la década de 1960 todavía podía hacer honor a su nombre. Por ellase entraba a Córdoba y se salía de Córdoba, y lo que había después era campo. Lo cuenta Juan González Raso , que vivió aquellos años por la calle Sagunto. «Estaba mi casa y al lado algunas huertas», dice. Y frente al Alpargate, el cuartel de Lepanto y poco más. Córdoba terminaba y empezaban entonces el campo y las afueras.

Poco después comenzaron a construirse los nuevos barrios de lo que con toda propiedad su podía llamar extramuros: la zona de la avenida de Barcelona, Ediso l, todo el barrio de Levante que tenía que crecer a partir de la calle Sagunto. «Se mudaban muchas familias jóvenes , con hijos, y necesitaban un colegio», recuerda.

Para eso nació el colegio Santísima Trinidad , que en este curso celebra su 50 cumpleaños y que tuvo la vocación de atender a jóvenes de clases populares en una zona sin apenas oferta educativa.

La vida de Juan González Raso está tejida al colegio. Su madre fue una de las profesoras de aquellos primeros años, él fue alumno de la primera promoción y después comenzó a trabajar como docentes. Espera jubilarse allí dentro de pocos años. Antes de que el colegio se abriese, explica, el único centro abierto era Salesianos , donde él también había sido alumno. «No estaban ni el Condesa de las Quemadas ni los Franciscanos , y hacían falta más centros de enseñanza», cuenta.

El patio del centro en los primeros años Archivo Colegio Trinitarios

De eso tomaron nota los frailes trinitarios descalzos , que estaban establecidos en el convento de Nuestra Señora de Gracia. Poco antes, por el aumento de la población, se había convertido en parroquia . Aquí habla entonces Juan González Raso del padre Manuel Fuentes , un carismático sacerdote que ejercía como párroco en la iglesia y que se distinguía por su ayuda a quienes lo necesitaban. Había nacido en El Toboso (Toledo), en 1928, y desde su llegada a Córdoba se ganó el corazón de sus feligreses por su bondad y espíritu de servicio. «Para mí era como alguien de mi familia», recuerda de él.

El padre Manuel Fuentes fue un gran impulsor y dejó una huella que han hecho luego crecer sacerdotes y profesores

Notó la falta de un colegio para los niños de familias humildes y buscó la forma de sacarlo adelante. Lo hacía con una «voluntad liberadora» , de acuerdo con el carisma trinitario de redención de cautivos y de ayuda a los presos, que todavía se mantiene. Utilizaron para ello primero habitaciones y sótanos del convento, y más tarde pudieron construir el nuevo edificio. «Íbamos año por año. Empezamos de primero a quinto, luego la segunda etapa, desde sexto hasta octavo, y sólo con una línea por curso al principio», recuerda. Era el curso 1971/1972.

Hubo mucho material cedido y prestado de otros colegios religiosos que ya existían en la Córdoba del momento, como el Cervantes y el Carmen . También explica que el patio era de albero y en eso colaboraron los soldados del vecino cuartel de Lepanto .

El padre Manuel Fuentes descubre una placa en el colegio Archivo Colegio Trinitarios

La ratio era muy distinta de la de hoy, porque había 30 y 35 alumnos por clase, y los profesores no siempre hacían su trabajo en las mejores condiciones. «A veces tardaban tres, cuatro o cinco meses sin cobrar . La orden apenas tenía dinero y no podía adelantar nada», recuerda el ahora profesor. El colegio Santísima Trinidad era concertado desde el primer momento, aunque los comienzos fueron difíciles.

Lourdes Carmona , directora de Secundaria del centro en la actualidad, constata estos comienzos con pocos medios y recuerda que la lluvia provocaba bastantes problemas en aquellos primeros años, aunque se solucionaban con la ilusión de estar comenzando con una buena obra.

Había dificultades en lo material, con toda la ilusión que podían tener frailes, alumnos y profesores, pero también con algún golpe de la desgracia. El 11 de octubre de 1981 se hizo una excursión en autobús a Los Villares. Al volver, y cuando bajaban una pendiente del 14%, el autobús tuvo un problema con los frenos y cayó por un barranco. Murieron cuatro niños y un profesor , y hubo muchos heridos.

Los medios fueron muy sencillos al principio, con material prestado de otros colegios, patio de albero y clases en sótanos

Hoy el colegio, reconoce Juan González Raso, ha cambiado mucho en las instalaciones y también en la pedagogia, por los medios que proporcionan las nuevas tecnologías . «Antes todo era pizarra y tiza y hoy las pizarras no existen casi», rememora con algo de nostalgia.

Antes la comunidad de frailes trinitarios descalzos era mucho más nutrida y podían participar en la educación como docentes; ahora son bastantes menos y ese trabajo recae mucho más en profesores seglares , pero siempre con la inspiración fundación y del carisma de San Juan de Mata, que sigue presente.

Acto en el colegio en los años 80 Archivo Colegio Trinitarios

Las cifras son bastantes distintas. El colegio Santísima Trinidad, o Trinitarios, como se le conoce, hoy es un centro que tiene dos líneas concertadas desde el primer curso del segundo ciclo de Infantil (los niños que empienzan en el colegio con tres años) hasta cuarto de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Es decir, hasta los 16. Son 26 clases en total, con 700 alumnos y 50 trabajadores .

Conserva su vocación de atender a los niños de clases populares , aunque hoy el componente social es bastante más heterogéneo, aunque la atención a quienes tienen ese origen también es prioritaria. Por eso se esfuerzan en atender lo material, desde la alimentación hasta las mayores dificultades de aprendijzaje que puedan presentar algunos alumnos.

En 1981 murieron cuatro alumnos y un profesor al caer a un barranco el autobús en que volvían de una excursión

«El centro de nuestro colegio es la persona y desde ella parte una constelación de interconexiones que definirán un estilo propio y carismático. Buscamos personas que cuiden de personas, comprometidas con la realidad, que hayan experimentado el sentimiento Trinitario y sean multiplicadoras», afirma Lourdes Carona, que insiste en que los alumnos serán el centro en torno al que gire no su trabajo, sino lo que llama «misión» .

La voluntad de los profesores es «es sembrar y ayudar a que florezcan los talentos que cada alumno posee, buscando no tanto resultados apreciables a corto plazo sino dotarlos de la confianza en sus propias fortalezas, en ocasiones ocultas».

También buscan que tengan «las herramientas para desarrollar el día de mañana su vocación », porque creen que los alumnos capaces de potenciar sus dones «encontrarán su lugar en el mundo y potenciar algo valioso».

Inauguración de la nueva pista polideportiva en 2014 Ángel Rodríguez

El padre Manuel Fuentes continuó después con su tarea de evangelización y de atención a los necesitados e impulsó el comedor social San Juan Bautista de la Concepción , uno de los principales recursos que hay en Córdoba para la atención a las personas sin hogar o que pasan necesidad. Está a pocos metros del colegio.

Su huella fue tan profunda que cuando los trinitarios decidieron darle un nuevo destino en Antequera , muchas personas del barrio, alumnos o feligreses, se rebelaron y protestaron contra la decisión. Él lo acogió con humildad y la obediencia propia y al cabo volvió a Córdoba, «cuando ya estaba enfermo», relata Juan González Raso.

Hoy el colegio, con renovadas instalaciones al paso de los años, tiene 700 alumnos de 3 a 16 años y 50 trabajadores

Murió en Córdoba en 2004 y poco después sus hermanos consiguieron que se le dedicase una calle , junto a Ronda de la Manca y avenida de Barcelona. Su huella más visible, en la obra social y el colegio Trinitarios que levantó con los suyos, ya estaban alzados como un testimonio.

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