Aristóteles Moreno - Perdonen las molestias
Tributo a Averroes
Si su tumba está bajo Edisol, es el momento de un homenaje en el Marrubial
AVERROES fue la luz del racionalismo que alumbró la oscuridad dogmática de la Edad Media . Desde ese prisma, su obra es descomunal. Visionaria. Anticipó unos cuantos siglos la modernidad, entendida esta como la disociación liberadora de razón y religión . Hasta ese momento, la cosmovisión totalizadora del universo emanada de la verdad revelada dominaba el mundo sin fisuras. Abu l-Walid Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd abrió una grieta en el muro impenetrable de la teología y ayudó a construir un camino innovador de conocimiento.
Lo hizo apoyado en los materiales aportados por Aristóteles y la filosofía naturalista griega. Una nueva forma de afrontar los enigmas de la naturaleza más allá de la explicación mitológica. Podemos decir, consecuentemente, que Averroes constituyó un nexo crucial entre la filosofía helenística y la construcción del pensamiento contemporáneo que hoy ilumina gran parte de la civilización humana. «Representó la aurora de la modernidad», sostiene Andrés Martínez Lorca, catedrático de Filosofía Medieval y uno de los máximos expertos en su figura.
Para Averroes, la mejor manera de rendir culto a la divinidad era a través de la razón. Proponía, por tanto, indagar los fundamentos de la religión en lugar de someterse a sus dictados de forma acrítica. Por ello, alguno de sus biógrafos lo emparentan con Kant y no con los pensadores medievales coetáneos. Fue un autor central de la escolástica y enormemente influyente en el Renacimiento.
Médico, jurista, astrónomo y filósofo , encarnó el perfil del sabio enciclopédico interesado en todo cuanto le rodea. Descendiente de una familia de juristas, se convirtió en médico de la corte almohade, primero, juez mayor de Sevilla, después, para terminar al frente de los togados de Córdoba . Pero un hombre de su audacia filosófica y su libertad intelectual no tardaría mucho en encallar en las redes del integrismo religioso de su época. Los ulemas atisbaron el peligro que representaba para su hegemonía aquella mente lúcida en medio de las tinieblas.
Averroes fue sometido a un proceso inquisitorial . Y recibía una lluvia de improperios a la salida de la gran Mezquita Aljama tras la oración de cada viernes. Cuando los centinelas del dogma te apuntan con el dedo, la plebe te condena con el desprecio. Fue perseguido por heterodoxo. Por el execrable pecado de buscar la verdad sin servidumbres doctrinales. Pero también por denunciar la explotación de las masas por la oligarquía cordobesa.
En contra de lo que cierta historiografía ha defendido, la dinastía almohade lo protegió. Desterrado a Lucena durante un año, el califa beréber le proporcionó acogida en Marrakech y rehabilitó su figura. Murió en 1198, treinta y ocho años antes de la conquista cristiana de Córdoba. En cumplimiento de su deseo expreso, el califa devolvió su cuerpo a la capital de Al Ándalus para ser enterrado. Cuenta Ibn Arabi que la comitiva revistió la solemnidad que merecía un pensador excepcional como Averroes. A un lado de las alforjas, su cadáver; al otro, sus libros.
No hay datos fiables del lugar en que fue enterrado. Martínez Lorca, citando al historiador Antonio Arjona, fallecido en 2013, apunta a la posibilidad de que su tumba se encuentre bajo los cimientos del barrio de Edisol , en cuya edificación aparecieron a finales de los sesenta unas reveladoras inscripciones. Ahora que la Ronda del Marrubial va a dignificar, tras décadas de abandono, la histórica muralla almohade podría (y debería) ser el momento de verificar aquel formidable hallazgo arqueológico y reconocer en algún lugar del nuevo paseo la memoria de nuestro filósofo más universal.