Tribuna libre
Diga sí o no
Juanma Moreno y Alberto Núñez Feijóo son un ejemplo de políticos sensatos y moderados
La cotidianidad de las Cruces
Con ese descaro inquisitorial con el que el sanchismo pretende confrontar su escaso poso programático e ideológico con sus adversarios, el candidato Espadas se permite preguntar a Juanma Moreno , sin tentarse la ropa, que diga «sí o no» hará vicepresidenta a la candidata de Vox a la presidencia de la Junta . Acostumbrados a no tener que dar cuentas a nadie, ni siquiera de cómo colocaron a su mujer en los organismos administrativos al margen de cualquier procedimiento de selección mínimamente objetivo, las criaturas del sanchismo, tan lejos de aquel socialismo de la Transición como mimetizados están hoy con un oportunista y falsario como Pedro Sánchez , no se cortan exigiendo a los demás lo que ellos son incapaces de cumplir.
Desde que Juan Espadas proclamó solemnemente, haciéndole la rosca a su jefe, que aspiraba a «hacer en Andalucía lo que tú, Pedro, estás haciendo en España», los andaluces tiene muy claro a quien se le hará un nudo indigestivo antes que votar a semejante personaje, por mucho que se asome al balcón municipal para participar de las glorias béticas. ¿Cómo se puede reclamar a un contrincante político que se pronuncie sobre algo que depende del voto popular sin que los ciudadanos hayan dado su parecer en las urnas? ¿Cómo se puede exigir un compromiso por parte de quien se mira, como ejemplo, en alguien que prometió mil veces no pactar con quienes hoy ha introducido en todos los segmentos de las estructuras del Estado? ¿No se le cae la cara de vergüenza de reclamar un compromiso del sí o el no sobre unos hipotéticos pactos, después de poner como ejemplo de lo que el haría a quien ha traicionado todos sus compromisos públicos electorales?
El mínimo respeto al electorado exige que los políticos valoren sin apriorismos la voluntad que aquel exprese en las urnas , que es el instrumento que la ciudadanía tiene para valorar la gestión de los políticos. Y si hay alguna fuerza política inhabilitada para hacer exclusiones es el partido sanchista que, en contra de todos sus compromisos, ha sentado en todas las instituciones del Estado a todos los enemigos de este.
Andalucía
Si en España tenemos aún a políticos sensatos y moderados no cabe duda de que, tanto Juanma Moreno como Núñez Feijóo , son fiel ejemplo de ellos. Intentar trampear con políticos centrados es perder el tiempo. Primero, porque suelen ser muy respetuosos con la voluntad popular y no suelen pronunciarse antes de que esta se exprese en las urnas. Y en segundo lugar, porque hoy hay que ser muy sectario para no entender que toda la parafernalia que el sanchismo utiliza para colocar sus mensajes excluyentes no es sino la manera de tender un cordón sanitario que excluya la posibilidad de una alternancia a su forma de gobernar con los enemigos del régimen constitucional.
La última maniobra, coordinada con ERC y Bildu para engañar a incautos con el tema de un pretendido espionaje, pone de manifiesto que Sánchez está totalmente comprometido con aquellos que prometió no entenderse jamás. Simulan pelearse con los separatistas catalanes porque acuerdan con los vascos que estos irán a socorrerlo. Hoy por ti y mañana por mi … y los incautos chupandose el dedo. Porque no conviene engañarse: los alegatos contra Vox lo único que pretenden es cerrar el paso al PP, porque saben que la única alternativa posible es la que orbita alrededor de los populares.
Si todo lo que el sanchismo va a poner en el tapete de la campaña electoral es un compromiso sobre posibles pactos postelectorales es que no han entendido el cambio que se ha producido en Andalucía después de cerca de cuatro décadas de monopolio socialista. Se acabó el enchufismo, se terminó con el ventajismo, se administró el interés general con rigor y seriedad y se equilibraron las cuentas para no dejar a las siguientes generaciones unas trampas ruinosas. Quienes han gozado del sectarismo, colocando sin remilgos a los próximos y marginando a quienes no lo eran, no tienen legitimidad para pedir ningún tipo de explicaciones apriorísticas. Y menos para reclamar compromisos sobre pactos hipotéticos sin antes escuchar la voz de los ciudadanos. El que quiera saber algo sobre el valor de esos compromisos que se lo pregunte a ese dechado de la mentira, llamado Pedro Sánchez , al que Espadas ha tomado como modelo.
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