Crónicas de Pegoland
Tres minutos de llanto
Cortázar estableció el canon de las lágrimas y se puede aplicar al Córdoba CF

Desde el cuento de Cortázar — «Instrucciones para llorar» — sabemos que esto de lamentarse a lágrima viva tiene un protocolo, una forma correcta de hacerse que no puede dejarse al albur de los acontecimientos. Dejó escrito el genio argentino, un futbolero de ... pro, que, sin entrar en los motivos, el llanto medio consiste «en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos». Proponía el autor de «Rayuela» que el llanto acabase cuando el sujeto se suena los mocos con estruendo. Establecía con total seguridad que los niños han de llorar con la manga contra la cara y, a ser posible, en un rincón del cuarto. Y establecía como ley superior que en el caso de que sobreviniese la lágrima, lo suyo es taparse la cara con las palmas de las manos por cuestiones de decoro. Fulminaba el cuento con un consejo que es preciso tomarse al pie de la letra: «Duración media del llanto, tres minutos» .
Ustedes pueden alegar que Cortázar escribió también un cuento con instrucciones precisas para subir una escalera , para comportarse en un velatorio o para dar cuerda un reloj porque Cortázar era un cachondo. Con toda la razón. Pero lo de llorar es lo que me viene al pelo porque veo a la afición de la unidad productiva del Córdoba CF al borde de la lágrima, con el moco vivo. La situación se ha jodido , como el Perú de «Conversación en la Catedral», de forma tal que ahora solo cabe lamentarse por los pretéritos pasados. La determinación judicial de venderlo todo menos las deudas a unos señores que dicen ser de Baréin —con lo lejos que debe estar Baréin, compadre— ha hecho que el cordobesismo todo entre en un estado tal de agitación que el bueno de Toni Cruz va a tener que poner una consulta para aclarar dudas, para dar algo de consuelo a esas personas que llevan unos días que no viven.
Y digo yo que puestos a llorar lo suyo es hacerlo por algo en concreto. Mirarse a uno mismo o pensar en un pato cubierto de hormigas , que decía el cuento de Cortázar. Buena parte de los pasados gloriosos, si se ponen a pensarlo, tienen poca gloria por la que llorar. Y ha sido tal la lista de personajes que han pasado por esa casa que el fuego purificador en forma de toga era consecuencia lógica de tantos años en los que, a fuerza de conducir como locos hacia el barranco, el siniestro total ha hecho acto de presencia . No tengo ni puñetera idea de quiénes son los señores éstos que quieren comprar el Córdoba ni me une más interés al caso que procurar el alivio de personas que me caen muy bien y que están seriamente preocupadas por el club de sus amores. Pero que igual la oportunidad de abrir las ventanas y sacudirse unos pocos aventureros no se presenta todos los días cuando se tiene tan poca cosa que perder.
Recuerden. Tres minutos . Y ya.
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