SUCESOS

La «trata de mujeres» pasa del club de alterne a pisos clandestinos y «on line» por el confinamiento

La Policía Nacional ha llevado a cabo 18 investigaciones con más de una decena de detenidos durante el Estado de Alarma

Operaciones de los agentes de la Guardia Civil en la imagen y vídeo de una actuación de la Policía Nacional de Córdoba ABC

Pilar García-Baquero

A primeros de abril de 2020, en pleno Estado de Alarma , una joven colombiana logró burlar la vigilancia de sus captores y mandar su ubicación en Córdoba vía whatsapp a su familia en Colombia. Había sido víctima de un engaño. Llegó a un piso de la capital con la promesa de un trabajo de empleada doméstica pero estaba siendo obligada bajo amenezas y violencia física a ejercer la prostitución para hacer frente a una deuda con la organización que le pagó el billete al infierno.

La Policía de Colombia contactó con la Policía Nacional en Córdoba y tras desplegar un amplio dispositivo en torno a esa localización lograron detener a dos miembros de la organización y liberar a esta joven y a dos víctimas más, una de ellas, menor de edad. Los agentes localizaron además otros pisos en Jaén donde esta organización continuaba lucrándose con las víctimas de trata en pleno confinamiento domiciliario . A pesar de que el Gobierno había echado el cerrojazo a los clubes de alterne por la pandemia muchos clientes solicitaban los servicios acudiendo a los pisos, o incluso reclamandolas para sus casas. La operación policial se saldó con cuatro registros, siete detenidos y la liberación de siete mujeres . Es sólo un ejemplo de las ocho operaciones llevadas a cabo por los agentes durante esta pandemia en Córdoba contra la trata de estas mujeres víctimas de explotación.

La Guardia Civil de Córdoba admite que el Covid-19 ha provocado un aumento de la vulnerabilidad de las mujeres prostituidas , sobre todo, desde el punto de vista social, sanitario y de protección. Los agentes recuerdan cómo se frenó en seco el movimiento en las calles y se paralizó la actividad económica en España, pero la trata continuaba.

En este contexto de pandemia, aquellas personas que de manera forzada ejercían la prostitución, así como sus explotadores, no quedaban al margen, como tampoco sus captores, “madames”, proxenetas y tratantes, por lo que se vieron “obligados” a modificar su actividad para adaptarse a las nuevas circunstancias impuestas en el Estado de Alarma.

De esta forma, reinventándose intentaban salvar así, todo el entramado económico que mueve la trata de seres humanos y la explotación sexual. Mucha de esta actividad por tanto,según los investigadores, pasó a ser realizada de forma clandestina y, sobre todo, de forma on-line.

Ciberpatrullas contra la trata

En este aspecto la Guardia Civil, también tuvo que ajustar su metodología para una persecución más efectiva del delito, aumentando su presencia y vigilancia en aquellas zonas donde podría haberse estando prostituyendo a las mujeres de forma clandestina. Para la detección de esta nueva modalidad on-line, los agentes practicaban «ciberpatrullajes, con un refuerzo extraordinario durante los meses de marzo a junio en internet ».

Los investigadores del Instituto Armado reconocen a ABC que muchas de las víctimas de trata que podían ejercer la prostitución, fueron aisladas por los tratantes en lo que podría ser denominado como un «confinamiento agravado» , sin posibilidad de salir y comunicarse con el exterior, con dificultad para ser y asistidas, en pisos o en los propios clubes donde eran obligadas a prostituirse.

Por otro lado, los proxenetas y tratantes, aumentaron el uso de páginas webs donde se anuncian la práctica de servicios sexuales . Algunos de estos servicios estaban adaptados a la situación de confinamiento, «servicios on-line previo pago por bizum u otros medios similares», añaden estos agentes contra la trata.

Aunque el ejercicio de la prostitución en viviendas particulares no es una práctica nueva, era previsible que durante el tiempo del confinamiento aumentara como una solución para los tratantes para mantener sus ingresos, cuentan estos agentes.

Carta de una joven colombiana reconociendo su deuda a sus captores ABC

La mayor parte de las operaciones de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual corresponde a la Policía Nacional por estar vinculada su actuación a materia de Extranjería, pero la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil ha destapado algunos casos en el marco de operaciones contra el tráfico internacional de drogas. Fue el caso de la denominada Operación "Enlai" en septiembre de 2020 cuando los agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Córdoba, con el apoyo del Equipo Mujer Menor (Emume) desarticularon una organización criminal, afincada en Córdoba, dedicada al tráfico internacional de marihuana y al tráfico de personas. Esta operación permitió la liberación de cuatro mujeres víctimas de trata de seres humanos y la detención de tres cabecillas extranjeros de la banda criminal.

Por su parte, la Policía Nacional ha desarrollado entre los años 2018 y 2020 14 investigaciones por trata de seres humanos con fines de explotación sexual, mientras que en los meses que llevamos de 2021 son 4 investigaciones las comenzadas por tal delito. En total, 18 operaciones contra esta explotación sexual desde 2018.

Para el comisario jefe provincial de la Policía Nacional en Cordoba, Carlos Serra Uribe, la lucha contra la trata de blanca «es una prioridad» como ya anunció en su toma de posesión por lo que decidió reforzar esta unidad en 2020. De hecho en lo que va de año ya se han llevado a cabo 4 operaciones, lo que se suele desarrollar en un año de media entre 2018 y 2019.

Para el comisario Serra, el cambio de tendencia por el confinamiento no es otro que el hecho de que «ganan presencia los pisos prostíbulos, en gran medida por la opacidad que ofrecen a la hora de realizar inspecciones por parte de la Policía Nacional, así como de los demás trámites que sí precisan los clubes».

El modus operandi de estas bandas criminales comienza con un primer contacto por parte del agresor con la víctima, la cual se encuentra en su país de origen intentando mejorar sus condiciones económicas, estando interesada en viajar a otro país para poder trabajar y poder sostener a su familia, la cual suele quedarse en su país de origen. Una vez el agresor establece el contacto, le ofrece un trabajo y unas condiciones laborales acorde a lo buscado por la víctima, facilitándole los billetes para el viaje, adquiriendo de tal modo una deuda con él. Una vez que la víctima llega a su destino, el agresor le hace ver que el trabajo prometido no existe y que va a tener que alojarse en un piso prostíbulo con otras chicas, bajo unas condiciones extremadamente duras de control.

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