La trastienda del turismo de escaparate de Isabel Ambrosio

¿Qué tiene que vender la alcaldesa, Isabel Ambrosio (PSOE), en la World Travel Market 2016 que se celebra en Londres y a la que se ha desplazado como embajadora de la ciudad junto al presidente de la Diputación, Antonio Ruiz? Dicho de otro modo: ¿Tiene Córdoba algo de lo que sentirse orgullosa, algo de lo que ponerse como ejemplo ante el mundo? Un repaso de los datos más recientes del sector dibujan un panorama en el que la conclusión que cae por su peso es que la regidora y sus acompañantes han de adoptar en la citada reunión de la capital británica una posición de humildad y que tienda más a aprender que a enseñar.

Baste un ejemplo: los últimos datos que ha ofrecido la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH) a través del Instituto Nacional de Estadística (INE), dan cuenta de un parón en las visitas a la ciudad, ya que apuntan que en ese mes del año vinieron a Córdoba capital 84.290 visitantes frente a los 92.682 registrados en el ejercicio anterior. La bajada es del 9 por ciento y suponen 8.392 personas de visita en la capital menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior.

No solo son los números los que no hablan bien de la marcha del turismo en la ciudad, por más que sea cierto que en ocasiones puntuales —como por ejemplo en el reciente puente de Todos los Santos— los hoteles hayan estado cerca, muy cerca, de colgar el cartel de no hay habitaciones libres. Porque las infraestructuras necesarias para poner el turismo en el sitio en el que le corresponde no es que estén precisamente en una situación inmejorable.

Hay una imagen que resume bien el catálogo de carencias: el de los turistas que acudieron el pasado 31 de octubre —el lunes en medio del puente en el que la tradición rinde tributo a los fallecidos— a los museos municipales, el Alcázar de los Reyes Cristianos entre ellos, y se los encontraron cerrados. A pesar de las quejas de los hosteleros y de los propios visitantes frustrados en su intento de acceder a las instalaciones históricas y culturales que dirige el Ayuntamiento, es un hecho que estos inmuebles (además del Alcázar se cuentan los Baños Califales, el Julio Romero de Torres, el Taurino y la Posada del Potro) mantienen su regla de no abrir sus puertas durante el primer día de la semana.El argumento de las autoridades municipales es que el lunes es la jornada establecida para el descanso del personal y que no resulta posible modificar esa norma porque no hay personal suficiente para cubrir los turnos.

Las lagunas de la gestión turística dan para mucho más. El caso de la ampliación del Palacio de Congresos de la calle Torrijos, titularidad de la Junta de Andalucía, es paradigmático: la obra de reforma está parada desde mediados del pasado año al 51 por ciento de su ejecución y la Administración autonómica trata de que antes de que acabe este año pueda publicar el nuevo pliego de condiciones para retomar la actuación tras la rescisión de algunos contratos de la misma.

Las carencias de la oferta cultural y lúdica orientada sobre todo a persona de fuera de la ciudad queda patente con la inexistencia, además, de un espectáculo nocturno de luz y sonido en el Alcázar, que es el segundo más visitado de la ciudad a pesar de que ha perdido un 10 por ciento de visitas en el segundo semestre y que vive una compleja situación desde que este verano el cogobierno de PSOE e IU acabó, en sus primeros meses de gestión, con el modelo de explotación público-privada implantado por el PP el pasado mandato.

Hasta dentro de un mes no está previsto que el Consistorio saque a concurso la contratación del espectáculo. En este mismo capítulo del debe se halla la ausencia de un órgano municipal que se encargue de aunar las políticas turísticas de la capital, ya que el Consorcio de Turismo inició su liquidación hace casi un año: por nacer se encuentra aún un organismo público al estilo de la Gerencia de Urbanismo que asuma sus funciones.