Cultura

Tomás Muñoz Lucena, el pintor de Córdoba que se hizo maestro de la luz y la armonía

Valladolid muestra en estos días ‘La prisión del Príncipe de Viana”, un lienzo historicista de este creador, que triunfó en Madrid y París

'La prisión del Príncipe de Viana', de Tomás Muñoz Lucena ABC

Félix Ruiz Cardador

El convento de San Pablo de Peñafiel, en Valladolid , expone hasta agosto el cuadro ’ La prisión del Príncipe de Viana ’, obra de uno de los mejores pintores que dio Córdoba en el tránsito del siglo XIX al XX: Tomás Muñoz Lucena . La obra está incluida en una muestra sobre la vida de este personaje histórico, Carlos de Navarra y Aragón, uno de los grandes mecenas del arte en el siglo XV.

Se puede disfrutar así en tierras castellanas de un creador cordobés cuya maestría nadie discute, ya que asombraba desde su juventud, pero que en Córdoba no ha tenido quizá la repercusión merecida . En parte porque su coetáneo Julio Romero de Torres siempre atrae los principales focos y en parte no menos importante por las dificultades que siempre tiene el Museo de Bellas Artes, dadas sus limitaciones, para poner ante el espectador las obras de los artistas cordobeses en las mejores condiciones. Nunca se ha hecho en Córdoba una antológica individual de Muñoz Lucena, lo que evidencia la dejadez sobre un creador que tiene obra en los fondos del Museo del Prado o del Thyssen de Málaga .

Su vida se conoce bien sin embargo gracias a dos historiadores cordobeses, que a este periodo le han dedicado muchas páginas y desvelos. Por una parte, José Valverde Madrid (1913-2003), notario, académico, coleccionista e historiador. Por otra, su hija, Mercedes Valverde Candil, historiadora del arte y alma durante años del Museo Julio Romero de Torres.

Tomás Muñoz Lucena, en un retrato que apareció en la revista Blanco y Negro ABC

De los estudios de ambos se sabe por ejemplo que Muñoz Lucena nació el 4 de junio de 1860, a las cinco de la madrugada, y que lo bautizaron al día siguiente en la iglesia de San Pedro . Era nieto de un picador de toros e hijo de un comerciante de Pozoblanco radicado en la ciudad, mientras que por su madre tenía vínculos con La Rambla.

Entró muy joven en la Escuela Provincial de Artes de Córdoba, que el pintor Rafael Romero Barros dirigía en la Plaza del Potro. Coincidió allí Muñoz Lucena con los Romero de Torres o con García Guijo, miembros de una generación brillante del arte cordobés en la que también entran Lozano Sidro, Díaz Huertas o el escultor Mateo Inurria .

'El cadáver de Alvárez de Castro', obra historicista de Muñoz Lucena que pertenece a los fondos del Museo del Prado ABC

Tras alcanzar la mayoría de edad, Muñoz Lucena se marchó a Madrid, donde tomó clases con Federico Madrazo , y más tarde obtuvo una beca de la Diputación Provincial de Córdoba para marcharse a Roma, que, como explica Mercedes Valverde, era «la nodriza del arte del siglo XIX». Volvió a España decidido a darse a conocer y se batió en la exposiciones nacionales , concursos fundamentales en la promoción del arte.

Hizo compatible la docencia con la pintura y logró premios como el de la Exposición París

En 1881 logró, frente a competidores como Sorolla o Garnelo, una segunda medalla con su magnífico lienzo de tema histórico ‘El cadáver de Álvarez de Castro’ , en el que trata un pasaje de la guerra contra la invasión napoleónica. Según dejó escrito Valverde Madrid, se trata uno de los mejores cuadros de ese género histórico, de moda en las últimas décadas del XIX.

A partir de ese éxito, Muñoz Lucena orientó su vida hacia la docencia, pero jamás dejó de pintar y se siguió presentando a los concursos varios años más. Logró galardones en la Exposición Universal de París. También se enroló en la nómina de colaboradores de la revista Blanco y Negro de ABC, que en esos años daba sus primeros pasos.

'Castigo', obra de Tomás Muñoz Lucena en 1895 ABC

En 1888, Muñoz Lucena logró la Cátedra de Dibujo de la Escuela de Artes de Córdoba y en 1890 se marchó a la de Granada , donde gozó de gran fama como retratista , uno de los géneros en los que destacó con obras que son auténticos tratados de naturalidad, luminosidad y composición armónica.

En la ciudad nazarí su recuerdo sigue vivo, como demuestra una exposición en 2018 con más de 40 obras. El periodo final de vida de Muñoz Lucena siguió en Sevilla, ciudad en la que llegaría para jubilarse como profesor, y más tarde en Madrid, donde se radicó hasta su muerte en 1943.

Retrato del profesor granadino Francisco Javier Cobos Rodríguez ABC

La pintura de este creador cordobés, según explica Mercedes Valverde, fue evolucionando durante su carrera al ritmo que avanzaba la propia pintura española. Vivió de hecho el abandono paulatino de la pintura histórica, género que fue cayendo en desuso y en el que se inscribe el cuadro del Príncipe de Viana que ahora se puede ver en Valladolid, y abrazó en su temática las tendencias naturalistas y realistas que llegaban de Francia.

Según la especialista, es en ese periodo de cambio de siglo cuando aparecen «las características pictóricas que seguiría su paleta hasta el final de su vida: su pincelada se afina , sus composiciones pierden estatismo y cobran un dinamismo de carácter impresionista».

La exdirectora de los Museos Municipales califica por ello a Muñoz Lucena «como el maestro de la buena pintura y de la armoniosa composición , elementos unidos a la palpitación luminosa, que daría carácter a toda una generación francesa y que en él se transforma en auténtico protagonista de toda su obra: la luz».

'Pastora de pavos', obra de Muñoz Lucena que se conserva en el Thyssen de Málaga

Todos estos elementos, así como su evolución, hacen de este artista un ejemplo del dinamismo creador que vivió Córdoba durante la edad de plata de la cultura española , desde las últimas décadas del XIX hasta la Guerra Civil. En 2023 se cumplirá el 80 aniversario de la muerte de Muñoz Lucena y sigue a la espera de esa gran exposición y ese catálogo amplio que lo estudie a fondo y lo sitúe ante los amantes de la pintura en las condiciones óptimas para comprender su maestría.

No son muchas las obras expuestas hoy de Muñoz Lucena, ya que la mayor parte están en colecciones privadas. Una de la más conocidas es el gran lienzo ‘Plegaria en las Ermitas de Córdoba’ , que se puede ver en una de las escalinatas de la Diputación Provincial, una institución a la que el artista estuvo unido dado que le concedieron becas para estudios en Madrid, en la Real Academia de San Fernando, y en el extranjero. Está considerado como el primer cuadro cordobés con influencia impresionista. El Thyssen de Málaga muestra en su colección permanente ‘ Pastora de pavos ’.

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