Primera plana

Los tiempos de las licencias

El bipartito necesitó un año, en la capital del país con más tasa de paro, para empezar a cumplir su promesa de agilizar los permisos

Antonio Díaz, en la sede de CECO VALERIO MERINO
Baltasar López

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Acabamos de evidenciar de nuevo el gran «know how» de nuestros dirigentes para dispararse(nos) tiros en el pie, hasta causarnos heridas que sangran mucho tiempo. En una, hurgaron el jueves Construcor (Asociación Provincial de Constructores) y CECO . Los primeros volvieron a denunciar una dolorosa realidad: las licencias municipales les tardan en llegar diez meses. Y el presidente del conjunto de los empresarios cordobeses, Antonio Díaz , incidió en esa jornada una vez más en la lentitud de la Gerencia de Urbanismo en la concesión de los permisos. Advirtió de que no conocen cómo se lleva en la botica del cogobierno PSOE-IU la elaboración de la medicina con la que quiere paliar los retrasos en las autorizaciones, que enferman nuestra economía, ya de por sí anémica.

Fue a primeros de agosto cuando el bipartito presentó el fármaco en cuestión: la ordenanza que agilizará el otorgamiento de las licencias. Estará aprobada definitivamente en enero o febrero . Pero en CECO temen que el texto que debe reducir las demoras acabe, a su vez, demorado. Hace bien la patronal en dar la señal de alarma , aunque poco importa ya que el ok sea en marzo o abril -siempre que se dé antes de las municipales de mayo-.

Aquí, lo sintomático es lo que sucedió hasta que el cogobierno presentó este borrador en agosto. Lo que pasó fue que, aunque el ritmo de concesión de permisos tenía más mala cara que Sandoval en el Granada-Córdoba CF y aunque arquitectos, aparejadores y empresarios advirtieron del problema -en algunos casos, ya al final del pasado mandato-, hubo que esperar al verano de 2017 para que el edil de Urbanismo, Pedro García (IU) , diera señales de vida, aunque había llegado al cargo dos años antes. El concejal del ramo, además de defender que la Gerencia sufría de «marianitis» -epidemia por la que, según la izquierda , lo malo que le pase a Capitulares es culpa del anterior presidente del Gobierno-, reconoció que él sí podía hacer algo para bajar plazos: redactar una ordenanza para agilizar el otorgamiento de las licencias.

Pero el anuncio de su elaboración se quedó sólo en eso, lo que provocó la irritación hasta de la alcaldesa, la socialista Isabel Ambrosio . Ella lanzó en mayo un borrador de normativa para meterle velocidad a la tramitación de permisos. Pero su necesario gesto de autoridad tuvo una vida corta. El edil de Urbanismo justo entonces, ¡oh, casualidad! , halló la ordenanza que prometió y contraatacó. El combate de Ambrosio y García, aparatoso y falso como uno de « pressing catch », acabó en nada. Acordaron fundir los dos textos en uno, que se presentó en agosto. Lo de que se autodenominen el «gobierno de las personas» queda chulo para los eslóganes. Pero no hay lema que resista, por « flower power » que sea, la realidad de que PSOE e IU necesitaron 365 días para empezar a cumplir una promesa muy importante en la capital de España con la tasa de paro más alta.

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