SOCIEDAD

El tesón laboral de las personas con síndrome de Down en Córdoba

Dos jóvenes discapacitados relatan a ABC cómo se han integrado en las empresas Carrefour y Decathlon

Sergio Torres y Ana Leticia Solana, dos jóvenes que han encontrado empleo RAFAEL CARMONA

RAFAEL A. AGUILAR

A Sergio Torres Vega, un vecino de Encinarejo de 28 años, le gustan mucho los pasteles y el pan bien elaborado, de manera que cuando va a trabajar se las ve con una tentación de ésas que es difícil reprimir. Este joven con síndrome de Down lleva casi tres años empleado en el servicio de panadería del Carrefour Zahira y confiesa entre risas que más de una vez tiene que reprimir las ganas de llevarse a la boca los productos que ordena en las estanterías de la gran superficie en las mañanas de los lunes y los miércoles. «A mí me gusta trabajar con los dulces, es divertido, aunque a veces se me hace difícil», asegura este beneficiario del programa de empleo de la Asociación Síndrome de Down de Córdoba, que tiene su sede en la calle María Montesori, situada en El Tablero Bajo.

«Éste es mi primer trabajo y a mí me da mucha alegría ir a Carrefour: soy la única persona allí con Down y los compañeros y los clientes me tratan muy bien. Da gusto», declara Sergio, el menor de una familia numerosa y hermano mellizo de una chica, Natalia, que nació completamente sana. «Mi tarea es que el pan esté bien colocado, bien embolsado. Aprendo mucho, los empleados del súper me ayudan todo lo que pueden cada vez que se lo pido y además me gusta estar allí, con la gente», recalca.

Sergio está empleado desde hace casi tres años en Carrefour ABC

Con cerca de doscientos socios, la Asociación Síndrome de Down cuenta ya con una dilatada experiencia en programas de inserción laboral, ya que consigue cada año que unos quince jóvenes discapacitados encuentren un puesto de trabajo. El dato lo aporta José Antonio Cámara, que es el responsable de formación laboral de la entidad. «Nuestra misión es diseñar un itinerario específico para cada persona, porque cada cual tiene unas capacidades y unas potencialidades diferentes», explica este profesional justo cuando se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down.

«Soy la única persona con Down en Carrefour y los clientes y los compañeros me tratan muy bien»

La experiencia de Sergio Torres en su primera incursión en el mundo laboral no puede ser más favorable. Cuando relata lo que siente al vestirse con el uniforme que comparte con personas sin problema alguno de salud no puede disimular su satisfacción y hasta cierto orgullo. «Lo mejor de todo es que la gente, los clientes, te tratan muy bien, que no hay problemas», declara para referirse a la normalización de la presencia de personas con síndrome de Down en las empresas. Una de las ventajas de su horario es que le permite compatibilizar sus quehaceres profesionales con la atención a la formación, que sigue de un modo estricto en la sede de la asociación.

«Además, gano dinero», indica sin darle mucha importancia al beneficio económico de su actividad en la gran superficie cercana a la carretera de Madrid, aún reconociendo su interés y la dosis de autoestima que le proporciona tener unos ingresos más o menos estables. Sergio está a punto de cumplir los tres años del recorrido de inserción laboral que prevé la Asociación Síndrome de Down. Las panaderías de la ciudad ya saben a quién llamar si necesitan una mano experta.

Ana Leticia marca ropa en el Decathlon de la carretera de Palma del Río ABC

Ana Leticia Solana Lara se sabe al dedillo dónde está cada artículo en el Decathlón de la carretera de Palma del Río. A cada apartado del establecimiento ella les llama «universos». «Hay muchos: tenemos los deportes acuáticos, el fútbol, el baloncesto, el ciclismo, la caza y el ‘running’», completa esta chica de 26 años, vecina de Santa Rosa y que tiene un hermano de 30 y «una media hermana» de 18. La forma en la que ella se refiere a la hija de su padre y de su mujer es tan precisa como cariñosa. «Mi madre se fue al cielo cuando yo tenía nueve años», detalla esta joven con síndrome de Down que empezó a trabajar en la tienda de deportes el 4 de septiembre de 2016. «Era el día de mi cumpleaños», informa con una media sonrisa.

«Me gusta el flamenco y se dieron cuenta en el Decathlón: ahora soy la jefa de esos artículos»

Con una jornada laboral exigente —tres días a la semana de nueve de la mañana a dos de la tarde—, ella empieza la faena en la zona del Decathlon en la que se reciben los artículos. «Mi función es meterlos en cestas dependiendo del universo al que haya que llevarlos: cuando lo tengo todo ordenado voy a cada pasillo y los pongo donde tienen que estar para que la gente los pueda ver y los pueda comprar», dice.

Los dos jóvenes posan en la sede de la Asociación Síndrome de Down RAFAEL CARMONA

Ana Leticia habla de la tienda de deportes como quien describe un mundo de oportunidades. No exagera. Ella, que es una de las tres personas con síndrome de Down empleadas en las instalaciones, tiene el honor de haber sido nombrada, según ella asegura, como la responsable de la sección de flamenco. «A mí me gusta bailarlo, y se enteraron en la tienda: ahora soy yo quien está pendiente de las cosas que se venden allí para poder practicarlo», agrega.  

El tesón laboral de las personas con síndrome de Down en Córdoba

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