Baltasar López - Primera plana
Terror real más allá de Halloween
Los líderes de Guadalquivir Futuro, ligados al PSOE, son como vampiros con sus «mordidas»
La Consejería de Empleo se adelantó a Halloween y el jueves les dio el susto de su vida a los responsables de la Fundación Guadalquivir Futuro y Jóvenes hacia el Futuro. Son Ángeles Muñoz, que fue número 15 en la lista del PSOE en la capital en 2011, y Cristian Menacho (hijo de la anterior), que ocupó en 2015 la décima plaza de la «plancha» de la actual alcaldesa y que es secretario local de Juventudes Socialistas, aunque esta organización le ha exigido que se vaya. Disfrazados de filántropos para el Barrio del Guadalquivir, recibieron fondos autonómicos de los planes Emple@ 2014 y 2015 para contratar a parados y se quedaron parte de sus nóminas. Una historia de terror que algunas víctimas lograron que no tuviera un final feliz para los malos gracias a que se fueron en marzo a la Inspección de Trabajo. Sólo tras eso y tras revelar ABC el «truco o truco» de estos conocidos socialistas, la Junta intervino. Sus pesquisas acaban de concluir con una multa de 46.251 euros a estos dos colectivos, que, además, deberán devolver otros 300.000 en ayudas y no podrán recibir fondos regionales durante un lustro. Además, los servicios jurídicos del Ejecutivo de Susana Díaz decidirán si este escándalo acaba en el juzgado.
Esta contundente reacción, aunque tardía, no aclara los fenómenos paranormales del episodio. Mi primer «expediente X» es el siguiente: ¿por qué la Administración autonómica no fue quien destapó este caso? Pues, o el Ejecutivo regional no controla bien sus planes -otras veces ya se nos ha quedado el careto del malvado protagonista de la saga «Scream» con su gestión del dinero de todos- o no interesó supervisar asociaciones de dos personas muy bien conectadas con los mandamases del puño y la rosa en Córdoba. Muñoz y Menacho tuvieron en 2015 al mismísimo Pedro Sánchez en el décimo aniversario de su fundación y también eran quienes recordaban a los extorsionados que «este trabajo se lo debéis al PSOE», como informó Radio Córdoba.
Mi segunda carpeta para Mulder y Scully sería ésta: ¿por qué la delegada del Gobierno, Rafaela Crespín, se adelantó a la moda de los payasos diabólicos y protagonizó una aterradora intervención, nada más estallar este escándalo, asegurando que la Junta no iba a investigar lo sucedido [se limitó a indicar que estaría vigilante]? Ante un hecho que llevaría meses de análisis a Iker Jiménez, sólo se me ocurren dos explicaciones. O no se había mirado bien los papeles o el PSOE no había ordenado aún ir contra dos de los suyos.
Se me aparecen más dudas, pero no les aburriré. Seguro que ustedes tienen las suyas y que este caso les ha avivado los fantasmas interiores que les hacen desconfiar de las instituciones y de la especie humana. Porque los vampiros existen. Y, a diferencia de los de Halloween, no hacen reír, sino llorar de miedo: con sus «mordidas» son capaces de chuparle la sangre hasta a los parados.