EL TEMPLO DE CÓRDOBA
José Luis Corral: «En la cultura, los emires y califas de Córdoba tenían mucho que ver con lo hispano»
El historiador traza este martes un perfil humano y psicológico de los monarcas musulmanes
![José Luis Corral, durante una conferencia en El Templo de Córdoba](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2019/12/09/s/entrevista-corral-cordoba-kpOG--1248x698@abc.jpg)
José Luis Corral , catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza, regresa este año al ciclo El Templo de Córdoba , que organiza ABC con la colaboración del Cabildo y del Real Círculo de la Amistad . Su conferencia, este martes 10 de diciembre a las 20.00 horas en el Salón Liceo, trazará un perfil humano de emires y califas .
¿En qué se parecen aquellos gobernantes a un occidental del siglo XXI?
Es que los emires y califas eran occidentales . Evidentemente, venían de una cultura oriental, como la islámica y el mundo árabe, pero llevaban ya muchos siglos. Abderramán III era rubio , casi pelirrojo, y con los ojos azules, porque su madre, su abuela, su bisabuela, su tatarabuela, llevaban ocho generaciones en la Península Ibérica y por lo tanto eran plenamente hispanos. La sangre semita que corría por las venas de estos emires y sobre todo de los califas era insignificante. De hecho, los gobernantes europeos de la época, tanto los europeos como los hispanos, los condes catalanes o los reyes de León, los contemplan como señores de occidente. Son grandes señores de un imperio occidental como el Califato de Córdoba , pero la religión que profesan es totalmente distinta a la cristiana. Pero en el sentido de cultura y de civilización tienen mucho que ver con lo hispano.
Y tomaron mucho de la cultura grecolatina, ¿no?
Muchísimo, lo que pasa es que con darnos la espalda unos a otros en la historia y en la política, resulta que nos olvidamos de lazos comunes que unen a la civilización del Mediterráneo. El Mediterráneo, más que un mar, ha sido un gran río de cruce de culturas, y por supuesto que los musulmanes, cuando van avanzando por el norte de África, van incorporando elementos de la cultura clásica, grecolatina. De hecho en Europa se conocieron las obras de Aristóteles y Platón gracias a que se tradujeron del griego al árabe y del árabe al latín en Córdoba y Toledo . Buena parte de la filosofía que se estudia y explica por parte de grandes pensadores musulmanes, como Averroes , es cultura clásica, los libros de Aristóteles. Lo que explica Pedro Abelardo en París en el siglo XII son estas ideas tamizadas por el filtro de Al Ándalus .
«La Mezquita es símbolo de la religión, pero más del poder, de su dinastía»
De todos los emires y califas de quienes más hemos leídos es de Abderramán III, que alcanza el mayor poder político, y de Alhakén II y su interés por la cultura. ¿Fueron así?
Como todos los seres humanos, suelen ser tremendamente contradictorios. Abderramán III comienza conquistando con una visión profética de su misión como unificador del Islam hispano, nos hemos perdido un carácter irascible y violento. Era capaz de propiciar obras tan espectaculares como Medina Azahara , la gran ciudad que era una especie de paraíso en la tierra, pero también mató de un golpe a una de sus hijas o quemó la cara a una de sus mujeres por haberle hecho un gesto de desprecio. Esas contradicciones de grandes hombres de gobierno , que tienen una percepción del estado andalusí muy grande, a pequeñas miserias humanas como estas, que también son propias de su perfil. Abderramán II quiso traer a Córdioba los lujos y fastos del Bagdad de los Abasíes, que son los grandes enemigos de los omeyas, pero también tuvo una concepción muy reducida del poder, muy metido en el harén. Son contradicciones de la grandeza y las miserias que anidan en el corazón de los seres humanos.
¿Cómo se relacionaron con la Mezquita, que ya era entonces un gran monumento?
Eran omeyas, los descendientes de la primera gran dinastía de califas del Islam , y lo que intentan es plasmar en la Mezquita el símbolo de su poder . Es símbolo de la religión, pero más es símbolo de su poder, de la dinastía. «Nos han echado de oriente, ya no somos los califas, pero en occidente nos hemos levantado, hemos construido un nuevo estado omeya», dirían, y la plasmación ideológica, simbólica y arquitectónica de esta dinastía es precisamente la Mezquita . Todos los emires, desde Abderramán I hasta Alhakén II con el mihrab, lo que plasman en la Mezquita es el símbolo de la dinastía, de su poder. El símbolo de la perviviencia de los omeyas en Al Ándalus.
Propagandístico, entonces.
Claro, es la imagen del poder. Como Abderramán III construirá la miagen del poder en Medina Azahara, la Mezquita omeya es como un mensaje al mundo occidental , porque por aquí pasaron muchos embajadores, pero también al mundo musulmán.
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