Día de la Mujer

8-M | Los techos de cristal son más bajos en los pueblos, donde el paro femenino llega a ser del 65%

En las zonas rurales, la brecha salarial y el desempleo azota con más virulencia a las mujeres

Mujer trabajando como temporera ABC

D.Delgado

La desigualdad en el mercado de trabajo entre hombres y mujeres es una realidad que se hace patente, no solo en cuestiones como la brecha salarial (ellas ganan un 21,6% menos) o en la existencia de menores oportunidades laborales para las féminas, sino también en la precarización del empleo (casi triplican a sus compañeros en contratos a tiempo parcial) y a que las carreras profesionales de las mujeres siguen estando acotadas a puestos y sectores económicos específicos . Estos techos de cristal son más bajos en los pueblos, donde las mayores tasas de desempleo son las femeninas.

En la provincia de Córdoba, la visibilidad laboral de las mujeres sigue estando muy por debajo de su papel activo en diversos sectores, como el agrario, y la crisis sanitaria no ha hecho sino ahondar más en esa desigualdad. Ellas se han visto obligadas, en mayor medida, a acogerse a una reducción de jornada o a dejar su trabajo , con la consecuente rebaja de salario, cotización y jubilación, lo que ha redundado también en una merma de las posibilidades de promoción profesional.

Los datos anuales de la Encuesta de Población Activa lo dejan claro: durante 2020, la tasa de paro femenina en Córdoba más alta se alcanzó durante los meses del confinamiento, en el segundo trimestre, cuando rozó el 30%. En el caso de los hombres, el peor trimetre fue el primero y la tasa de desempleo no llegó ni al 22 por ciento.

Los informes estadísticos sobre el paro recabados por el Ministerio de Empleo por sexo y muni cipios relativos al mes de enero de 2021 ponen de manifiesto el elevado porcentaje de mujeres desempleadas en la Córdoba rural. Si se analizan los guarismos de los pueblos de más de 5.000 habitantes, en todos ellos hay más mujeres que hombres sin trabajo. En localidades como Lucena, Priego de Córdoba o Pozoblanco, el porcentaje de paradas supera el 65 por ciento sobre el total de empadronados sin empleo.

Por otro lado, el Informe del Mercado de Trabajo de Córdoba 2020 (con datos de 2019) pone de manifiesto que en todos los sectores, salvo en el del comercio al por menor y al por mayor, se realizaron el citado ejercicio más contratos a hombres que a mujeres. En concreto la sección de actividad agricultura, silvicultura, ganadería y pesca concentró más del 46% de los contratos, de los cuales más del 70% se concertaron con hombres. Otro sector, el de la construcción, sigue siendo mayoritariamente masculino: en 2019 las mujeres concertaron solo el 20% de los contratos.

También en la industria manufacturera se contrató más con hombres (72%) que con mujeres (28%). Por último, el comercio al por mayor y al por menor generó casi treinta mil contratos, de los que el 56 % se formalizaron con mujeres y el resto con hombres.

El perfil de la persona parada en la provincia de Córdoba se corresponde a una mujer de 45 a 54 años de edad, con nivel formativo de Educación secundaria obligatoria (ESO), que lleva más de un año demandando empleo y procedente del sector servicios.

El perfil de la persona parada en Córdoba es el de una mujer de 45 a 54 años, con ESO y que lleva más de un año buscando trabajo procedente del sector servicios

Aquellas que intentan buscarse el porvenir en el sector agrícola, que, tras los servicios, es el que más peso tiene en la provincia, se encuentran con desigualdades también a la hora de acceder a ayudas como la PAC. Según los datos de la Federación de Mujeres Rurales, en estas subvenciones las mujeres perciben un 36,67% menos que los productores (3.483 euros las mujeres frente a 5.500 euros los hombres). Lo mismo ocurre con las ayudas para los programas de desarrollo rural, donde el diferencial económico entre géneros llega a un 23,66%.

Pero el desempleo no es el único problema al que se enfrentan las mujeres en el mundo rural. Hay muchos más lastre s que acrecientan y perpetúan la desigualdad en cuestiones como el acceso a los recursos básicos, la educación y hasta el asesoramiento ante violencia machista. Además, las mujeres cargan con la presión social de frenar la despoblación.

No obstante, cada vez son más las féminas que logran saltar esas barreras invisibles y romper esa segregación vertical y horizontal, ocupando cargos de responsabilidd y trabajando en sectores que tradicionalmente han tenido (y siguen teniendo) nombre de varón. Así lo refleja el último estudio elaborado por el Área de la Mujer de COAG y la Confederación de Mujeres del Medio Rural (Ceres) , que pone de manifiesto un notable incremento de mujeres como jefas de una explotación. En Andalucía ha aumentado un 2,98% con respecto al año 2009. Además, esta región es, junto a Cataluña, la única comunidad en la que el porcentaje de mujeres titulares menores de 30 años supera el 1% (1,15%).

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