DESDE MI RINCÓN

Una tasa a la sombra

Algunos listillos nos han confudido para que pensemos que cuandos nos fríen a impuestos es por el estado de bienestar

Toldos, veladores y sombrillas en la calle La Plata de Córdoba VALERIO MERINO
José Luque

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Se cuenta que entre los siglos V-IV a C. vivió en China el filósofo Lao Tsé autor del libro Tao Te Kin -Sobre el camino y su poder-. En él plantea como moral individual «el Tao». Basada en imitar a la naturaleza adoptando las virtudes de la sencillez y la naturalidad. Censura la ambición de poder y riqueza así como el ejercicio de la violencia. Valora igualmente la política liberal y pacifista aconsejando a los políticos intervenir lo menos posible en la vida pública, evitando que los ciudadanos se vean abrumados con impuestos, leyes y reglamentos.

No me dirán que no estaba inventado el camino de la felicidad desde hace tiempo. Lo que pasa es que algunos listillos nos han llevado a confundir involución con progreso; altanería con sencillez y el freírnos a impuestos y reglamentaciones con estado de bienestar. Las consecuencias son las que son. Una cuarta parte de los jóvenes aspiran a ser funcionarios. Y nos sorprendería saber el porcentaje de ellos que sueñan con encontrar un hueco en la política. ¿Por qué digo esto?

La semana pasada nos enteramos que nuestros ilustres representantes políticos en el Ayuntamiento de Córdoba han previsto en las ordenanzas fiscales de 2018 incluir la llamada «Tasa de sombra» . Es decir, poner un impuesto a las sombrillas que los empresarios de hostelería ponen junto a las mesas fuera del establecimiento para que los clientes no se achicharren al sol mientras toman unas copas o se fuman un cigarro. Haciendo memoria histórica llego a la siguiente reflexión. Hace años se prohibió fumar dentro de los establecimientos so pretexto de proteger la salud de los ciudadanos. Extraña excusa ya que nadie está obligado a entrar en sitio privado en el que se permita fumar. A cambio permitieron fumar en las aceras a condición de pasar por taquilla y pagar por mesas y sillas. No satisfechos, ahora pretenden cobrar por los toldos que dan sombra a las mesas. Desconocemos si para evitar agravios comparativos pronto pondrán un impuesto al uso del paraguas, sombrilla a fin de cuentas que los ciudadanos usamos los días de lluvia. La conclusión a la que llego es que tenemos un sistema que hace insaciables a los administradores políticos. Porque ya es tener «mala sombra» querer grabar en Córdoba la «buena sombra».

Decía Lao Tsé que «los pueblos pasan hambre porque sus superiores consumen en exceso sobre lo que recaudan». En España, mientras no se recorten gastos improductivos y se supriman esos chiringuitos que todos conocemos y sabemos que son prescindibles, mientras eso no ocurra, repito una vez más, nunca serán suficientes los impuestos que pagamos para mantener el sistema. Detalles como la «Tasa de sombra», demuestran que el «Estado de Bienestar» está siendo doblegado al «Bienestar del Estado» .

Una tasa a la sombra

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