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Sutilezas
Las mujeres de Sáncheza quieren imponer por ley a las féminas en los consejos de dirección
![Pedro Sánchez junto a algunas de sus ministras en el Gobierno](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2018/10/26/s/ministras-gobierno-sanchez-k2YH--620x349@abc.jpg)
Las mujeres del gobierno de Sánchez , con la vicepresidenta egabrense al frente, dibujan el horizonte de la igualdad imponiendo por ley la inclusión de mujeres en los consejos de administración de las empresas. Ellas confían en esta enmienda a la totalidad a los agravios laborales para las mujeres, con la suposición de que todas ellas desean dirigir y que de esas circunstancias partirán modos nuevos de integración de la mujer en los círculos de decisión. Para sustituir el número de hombres por el de mujeres en los círculos de decisión empresarial es preciso, parece, que la selección de personal de las empresas se haga en función del género, algo que muchos entendemos como una denigración para la categoría intelectual de muchas mujeres que superan con su formación y su trabajo esta división tan previsible en manos de algunos sectores feministas.
Se ha dado en llamar micromachismo a los obstáculos que se levantan al paso de desarrollo profesional de las mujeres, representan sutiles estrategias de poder masculino en las cuestiones más sencillas y banales, hasta constituir un obstáculo para la autonomía femenina. Son escenas cotidianas que contienen una imperceptible división de roles y permiten el predominio masculino con el consiguiente repliegue de las habilidades femeninas. Nadie niega que la convivencia laboral está jalonada de imprecisas desigualdades que actúan como freno para el desarrollo personal y profesional de la mujer, pero a la par, no se ha encontrado nombre todavía para esa voluntad de empoderamiento femenino que aspira a gobernar empresas solo por el hecho de ser mujer.
Ahora el Gobierno alza la mirada para sobrevolar la «microrealidad» y perfila una cadencia temporal para que las empresas vayan incubando la obligación de contratar a mujeres en los puestos de dirección. Entretanto, podría trabajar a ras de suelo y testar como actúan, por ejemplo, algunas administraciones gobernadas por sus colegas de partido. Antes de implantar la sanción para las empresas que incumplan la norma que ahora se fragua, podrían pensar las mujeres de Sánchez en explorar otros recursos que sí están en sus manos. La conciliación, por ejemplo, en empresas públicas gobernadas por ellos mismos donde se obliga a trabajadoras a judicializar su petición de reducción de jornada por cuidado de hijos, debería estar superada, sin embargo, esta realidad es ignorada con el enaltecimiento del poder femenino que solo vive ya en el limbo de futuros consejos de administración.
Hablar de feminismo con palabras grandes significa que para lo pequeño nos encontramos indefensas, mientras sigue ensanchándose la nube perfecta que envuelve la posibilidad de que todas seamos jefas y reinemos en la bondad de comportamientos equilibrados y honestos con nuestros subordinados, hombres y mujeres. El partido en el gobierno de Andalucía y España podría ensayar, sin llegar a la aplicación de multas, la aplicación de una suerte de micro feminismo que permitiera a la mujer imponerse sutilmente, atendiendo el aquí y ahora.