CULTURA
Studio Jiménez: la memoria sentimental fotográfica de Córdoba toma cuerpo
El estudio de Ronda de los Tejares cierra tras más de 60 años, pero queda el legado del enorme archivo de su fundador
La esquina de Ronda de los Tejares con Cruz Conde de Córdoba luce melancólica tras el cierre de Studio Jiménez y la histórica galería Studio 52 Juan Bernier , que allí daban lustre a la vida cultural de la ciudad desde los años 70. Los nuevos tiempos digitales, en los que la fotografía clásica afronta su decadencia, han acabado con un espacio repleto de vivencias , que gestionó hasta su muerte el fotógrafo y promotor cultural José Jiménez y que en la última época regentaban sus hijos José María y Jesús. Con el adiós este espacio, que contaba con diseño arquitectónico y de mobiliario de Juan Serrano, miembro del histórico Equipo 57, desaparece el carácter cultural de una céntrica manzana. No en vano, allí estuvieron también una de las sedes de la Librería Luque y el Bar Siroco, cuya tertulia cultural, informal y flexible, forma parte ya de la historia de la literatura y el arte de la ciudad.
El cierre de Studio Jiménez deja sin embargo un legado importante : el enorme archivo fotográfico de José Jiménez, artista, empresario y promotor cultural nacido en Priego de Córdoba en 1928 y fallecido en Córdoba en 2004, un hombre al que hoy recuerda una calle en Zuheros, localidad a la que estuvo íntimamente ligado. Su hijo José María explica que a partir de ahora él y su hermano se centrarán en documentar este patrimonio , que cuenta con material fotográfico de primera magnitud y también con películas grabadas en celuloide. La idea es digitalizarlo y datarlo , con la vista puesta en futuras exposic iones que permitan a los cordobeses conocer este tesoro gráfico, en el que se esconde la vida cultural de la ciudad. «Tenemos capacidad para hacerlo y nos vamos a poner a ello», explica José María.
El legado de Jiménez tiene por supuesto amplio material sobre su estudio y sobre la historia del mismo, que se remonta a los años 50. En concreto, a 1952 que fue cuando José Jiménez inauguró en la avenida Gran Capitán , número 13 su primera tienda . Compartió aquel negocio de inicios con el también fotógrafo Francisco Linares y el carácter cultural y moderno de aquel espacio quedó claro desde el mismo diseño del local. Corrió a cargo del arquitecto cordobés Rafael De La-Hoz Arderius, el más importante que dio la provincia en el siglo XX, y del escultor guipuzcoano Jorge Oteiza, autores de otros edificios emblemáticos de la ciudad como el de la Cámara de Comercio.
Centro de la cultura
La clave de José Jiménez como fotógrafo y promotor cultura l está sin embargo en sus amplias relaciones con artistas . Muchas se establecieron tras ser designado corresponsal del NO-DO, el noticiario semanal del régimen franquista. Importantes fueron sus vínculos con el poeta Mario López , que trabajaba en el archivo de TVE y a través del cual estableció contacto con los miembros del grupo Cántico . También con políticos como el abogado y socialista Joaquín Martínez Bjorkman, el escritor y diputado de UCD Carmelo Casaño o el letrado y escritor Rafael Mir Jordano, con los que impulsó proyectos como el Cine Club del Círculo de la Amistad. El pintor y profesor de la Laboral Francisco Zuera o el abogado Luis Felipe Medina fueron otros hombres importantes en la conversión de Studio Jiménez en un centro neurálgico de la cultura cordobesa, algo en lo que fue decisiva la sala de exposiciones que abrió José Jiménez en la primera planta de su estudio de Ronda de los Tejares.
Por este pequeño espacio , que tras la muerte del asiduo Juan Bernier llevaría su nombre, acabarían pasando los principales artistas de la época . Desde Pedro Bueno a Ginés Liébana y sin olvidar a Rafael Botí, Miguel del Moral, Antonio Povedano, Antonio Bujalance, Aguilera Amate, Juan Cantabrana, Rafael Caballano o Rita Rutkowski. También, explica José María Jiménez, «se alcanzaron acuerdos de intercambio con la Galería Biosca de Madrid», lo que permitió que creadores de otras zonas de España, algunos tan conocidos como el pintor manchego Antonio López , pasasen por la sala Juan Bernier como artistas invitados o como visitantes.
También escritores como Pablo García Baena fueron habituales de estos ágapes artísticos . De hecho, una de las últimas apariciones del autor de «Antiguo muchacho» antes de su fallecimiento fue en esta sala de exposiciones, donde se leyó un texto suyo en homenaje a Miguel del Moral cuando se cumplía un siglo de su nacimiento. A ellos se unían por último músicos como Manuel Bustos, catedrático de violín y exdirector del Conservatorio Superior de Música, o Eduardo Lara, catedrático de Música de Cámara.
De todos esos momentos fue dejando José Jiménez testimonio en su archivo , que no se limita a eso . Como artista que era, recorrió con su cámara al hombro la ciudad y dejó recuerdo gráfico de cómo era la urbe en esos días o de los procesos de construcción de espacios tan señalados como el mausoleo de Manolete , obra de Amadeo Ruiz Olmos, o el Triunfo de San Rafael del puente del mismo nombre. Hay imágenes también de numerosas corridas de toros y de espectáculos de rejoneo. Y una importante cantidad de retratos en blanco y negro , muy personales, de carácter psicológico , y en los que aparecen los principales personajes de la cultura cordobesa del momento. «Mi padre fue ante todo un gran amante de Córdoba y eso se refleja perfectamente en sus fotografías», explica José María Jiménez.
El archivo, añade, está ahora digitalizado solamente en una cuarta parte , por lo que queda un trabajo ingente. Sin embargo, el también fotógrafo explica optimista que «tenemos el material, la experiencia y la sapiencia para hacerlo, por lo que creo que lo conseguiremos». La idea en el futuro es exponer estos trabajos para que los cordobeses puedan conocer la historia cultural que giró alrededor de este estudio y sala arte y la vida y obra de un hombre con una vocación artística indudable como José Fernández.
Queda el consuelo de que, aunque Studio Jiménez desaparezca , su memoria será el testimonio de una ciudad y de los artistas que la habitaron en años de dificultades y de cambios sociales y políticos.