INFRAESTRUCTURAS
Solares abandonados en Córdoba, de la suciedad y las plagas al riesgo de incendios
El Ayuntamiento adecentará los espacios para evitar fuegos y la proliferación de plagas
A principios de agosto, el área de Infraestructuras, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento se comprometió, a través de su titular, David Dorado (Cs) a efectuar una limpieza de solares en la ciudad, con el objetivo de evitar posibles incendios, habituales en verano, y frenar la extensión de roedores y pulgas. Un paseo por las calles de Córdoba permite descubrir en estos solares, junto a las restos arqueológicos de épocas pasadas, vestigios de viejos edificios que ya no están. Muchos de ellos, privados y públicos, ante la falta de cuidados terminan llenándose de matorrales e hierbajos que son un potencial aliado para el fuego.
Uno de estos espacios, situado en la avenida de los Piconeros , tiene una vegetación tan alta que «no puedes ver el otro lado la calle», cuenta una vecina. Pese a todo, lo que molesta no es tanto la altura como la cantidad. «Imagina que alguien tira un cigarro y salta una chispa», afirma otro habitante de la zona, José Montes. «Enseguida ardería todo», concluye.
Al mismo miedo se enfrentan los residentes en las inmediaciones del antiguo convento Regina Coeli , en el barrio de la Axerquí a. Colindante al antiguo centro religioso, la suciedad y la vegetación han tomado un pequeño solar. Al otro lado se encuentra la comunidad de vecinos Luis Venegas . Los residentes de esta urbanización cuentan que la zona lleva tiempo abandonada, aunque no saben precisar cuánto tiempo. «Yo llevo viviendo aquí tres años y cuando llegué, ya estaba así», narra uno de los vecinos, quien considera que la zona está «muy seca», y es fácil que prenda.
Otro afirma que en algunos momentos llegan malos olores desde la zona, separada de la urbanización por una simple pared, pero asegura que no es nada preocupante. No muy lejos de allí, en la plaza de la Magdalena , hay un solar de proporciones mucho mayores. Uno de sus vecinos explica que en su día se ubicó allí una fábrica de hielo, pero ahora se encuentra abandonado. Desde entonces ha sido un nido de problemas.
Un grupo de «okupas» se adueñó de las instalaciones hace un par de años, llenando la zona de basura y provocando malestar entre los vecinos. Afortunadamente, cuenta este cordobés, aquel problema parece haberse solucionado. El cerramiento de las puertas de acceso al ruinoso edificio que preside el lugar, y el levantamiento de un muro en la zona trasera del inmueble, ha evitado que regresen tras el último de los desalojos.
Lo que preocupa ahora, al menos a una parte de los vecinos de la zona, son los coches supuestamente abandonados que hay tanto en las inmediaciones de la vieja fábrica como del antiguo cine Magdalena. «Estos llevan aquí no sé cuánto tiempo», explica a este periódico un vecino, mientras señala un par de vehículos, donde el avance de la suciedad salta a la vista en comparación con el resto de coches que estacionan allí.
Desbroce
El fuego es uno de los principales temores de la vecinos que viven cerca de estos espacios abandonados, de ahí que uno de los aspectos fundamentales del nuevo plan de mantenimiento que va a impulsar Cs pase por desbrozar mediante distintos medios -desbrozadora autopropulsada, manual o tractores- para evitar que se llegue a producir un incendio.
Desde el Consistorio explican que estos trabajos «se realizan a lo largo de todo el año, pero como se trata de organismos vivos, inevitablemente las malas hierbas vuelven a brotar». Es un argumento comprensible para algunos vecinos, como es el caso de Rosa Vargas, quien afirma que los operarios «pasaron hace poco» por la zona que rodea al antiguo Cine Andalucía para efectuar labores de desbroce.
Según explican desde el área de Infraestructuras , la altura media de los tramos tratados es de «entre cinco y diez centímetros», lo que reduce, aunque no evita, el riesgo de que se produzca ese incendio. El mejor ejemplo de esto está en Miraflores . En este barrio, de la zona sur de la capital, se encuentra un solar de proporciones similares a las del entorno de la Magdalena pero, a diferencia de este, no cuenta con una reja metálica que impida a los transeúntes soltar basura en él. Pese a todo, la vegetación de este solar apenas levanta un par de centímetros del suelo, lo que hace más fácil evitar el incendio.
La otra cara de la moneda se encuentra en el antiguo Hospital Militar . Mientras uno de los pabellones se prepara para convertirse en un Centro de Emergencia Habitacional que abrirá a finales de año, su entorno aspira a convertirse en un nuevo foco de suciedad. Esa es la sensación que da a quien pasea por los alrededores. Una reja oxidada cierra el paso a uno de los solares que rodean el edificio, pero las malas hierbas no se intimidan. La valla, de apenas un metro y medio, se queda corta ante las altura cada vez mayor de la vegetación, que ocupa casi la mitad de la fachada colindante.
Lo mismo ocurre si se mira a la zona desde el eje horizontal. El terreno está separado de la vía pública por una cierta distancia, pero el espacio que deberían transitar y usar los humanos ha sido tomado por hierbas salvajes y secas por el verano .
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