Solidaridad

Solángel Álvarez, una madre de Cuba que se ha mantenido en pie gracias a Cáritas en Córdoba

Cáritas ayuda a familias que ni siquiera tienen herramientas para hacer gestiones por internet

Solángel Álvarez hablando de su experiencia en España Valerio Merino
Rafael Ruiz

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Solángel Álvarez es una madre de familia que puede contar una historia en la que ponerse ha sido posible gracias a personas con nombre y apellidos que tienen la misión de Cáritas detrás. Reside en Córdoba con sus dos hijas, ambas en edad escolar, y su marido, que perdió una mano como consecuencia del trabajo que tenía en su Cuba natal, ebanista. Ella misma tenía un empleo de comercial por lo que, asegura, quiere devolver con creces lo que Cáritas ha hecho por ella y los suyos aportando trabajo, ideas y esfuerzo a la organización.

La historia de Solángel Álvarez y de su familia es la de muchas personas que emigran para buscar un futuro mejor y tienen que afrontar un presente muy complicado. En su caso, la ayuda llegó en las personas de una Cáritas parroquial que ha sido noticia en la crisis del coronavirus, la del Parque Figueroa , donde los bancos de Nuestra Señora de la Asunción se han convertido en un almacén para dar de comer al hambriento.

Tiempos de zozobra

Para la familia de la ciudadana cubana, los voluntarios de Cáritas fueron -han sido, son- un asidero en tiempos de zozobra . En su propias palabras, la vida habría sido más dura sin la asistencia que le proporcionaron. Que ha llegado hasta los últimos rincones de su vida. Desde la aportación de subsistencia hasta la escolarización de las niñas de la familia. Desde la búsqueda de un techo hasta la formación en el difícil mundo del empleo. «Han estado todos los días», explicaba.

Internet como brecha. La intervención de Solángel Álvarez fue ayer un jarro de agua fría para los que hacen apostolado del presente digital . «Todo es por la red», explicaba en un discurso que llegó a ser emocionado. Quien tiene que presentar toda la documentación por internet para conseguir un colegio o una ayuda de subsistencia se encuentra con que necesita un ordenador o un teléfono móvil para estas tareas tan sencillas. Esta familia no disponía de tecnología como para realizar las cuestiones administrativas .

«Mi familia quiere devolver a Cáritas lo que ha recibido», aseguró

Cáritas se ha ocupado también de que dispongan de unas herramientas básicas que les permitan, también, que las niñas sigan en el curso escolar. «Tenemos móvil », aseguraba ayer Solángel Álvarez en su intervención, durante la presentación de la campaña con la que Cáritas pretende recaudar fondos para sus actividades, esta vez, sustituyendo las peticiones tradicionales de recursos por medios telemáticos.

Las personas procedentes de otros países se han convertido en uno de los perfiles que más ayudas han demandado desde que la crisis del Covid-19 hizo acto de presencia, según explicaron los responsables de Cáritas. Se trata de un grupo de población en el que, literalmente, la tormenta ha caído sobre suelo mojado como consecuencia de la i nexixstencia de empleos sólidos como para aguantar una crisis, la dependencia de la economía sumergida y la inexistencia de ahorros suficientes como para aguantar un tiempo prolongado.

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