Córdoba
Los «sirvientes mudos» hablan de Roma
La Junta traslada a Sevilla los efebos de Pedro Abad (Córdoba) para su restauración, que durará 28 meses, y promete que volverán a Córdoba pasado ese tiempo para su exposición en el Arqueológico
Debió de ser esta una tierra rica durante el Alto Imperio romano , a principios de nuestra era. Los numerosos restos arqueológicos atestiguan un paisaje urbano amplio, con villas y ciudades más allá de la Corduba de Claudio Marcelo y a todo lo largo y ancho de la geografía provincial. Había grandes fincas agrícolas a modo de «protocortijos» andaluces, caseríos, vías pavimentadas (seguramente con sus mansios y cauponas , las posadas y fondas), teatros, anfiteatros, circos, termas... todo lo necesario para satisfacer a los potentados casi como si estuvieran en la mismísima Roma.
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Alguno de ellos, en un punto del valle del Guadalquivir en lo que hoy es el término municipal de Pedro Abad , debía tener la saca llena de áureos, denarios y sestercios. La abundancia de la moneda romana del Alto Imperio, en el siglo I d.C., le sirvió al afortunado, quien quiera que fuese, para encargar dos magníficas esculturas de bronce que representan a sendos adolescentes con aire clásico. Esas piezas, únicas en el mundo, han sobrevivido a dos milenios de historia y no falta mucho para poder admirarlas en un museo cordobés, el Arqueológico.
Son los conocidos como efebos de Pedro Abad , dos tallas a escala casi real (miden entre 122 y 140 centímetros) que fueron incautadas en una operación policial en 2012 . No se sabe mucho sobre las piezas, ya que no han sido aún estudiadas a conciencia. En 2019 fueron declaradas Bien de Interés Cultural y ahora la Junta de Andalucía, propietaria de las obras de arte por sentencia judicial, se apresta a iniciar una profusa tarea de restauración en los laboratorios del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico que dirige el cordobés Juan José Primo Jurado, según ha anunciado hoy la consejera de Cultura, Patricia del Pozo. Los efebos pasarán por el «quirófano» de la historia , lo que obligará a su traslado temporal a Monasterio de la Cartuja de Sevilla, sede del IAPH.
Las tareas de restauración durarán 28 meses. Durante ese tiempo, además, se estudiarán a fondo las esculturas, analizando los materiales, formas, técnicas y hasta la tierra que ha quedado en su interior. Será entonces cuando estos efebos empezarán a hablar sobre Roma. «Nos darán mucha información sobre cómo se vivía en la época. Incluso la tierra nos dará información», ha dicho la consejera, que ha prometido que transcurrido este tiempo los originales volverán al Arqueológico de Córdoba para su exposición permanente.
Descripción
Los efebos de Pedro Abad eran lo que se llama «sirvientes mudos» . Servían como sostén para lámparas o bandejas durante las fiestas y convites romanos, o simplemente como adorno y exhibición del lujo de su propietario. Algo así como tener dos Ferrari en la puerta de tu casa. Hoy valen mucho más que cualquier coche de la escudería del Cavallino Rampante: una sola figura similar a las encontradas en Córdoba se subastó en Sotheby's por 28,6 millones.
Las estatuas no siguen los patrones de la escultura romana, sino las líneas clásicas griegas , según ha explicado -y se ha podido ver «in situ», aunque solo unos pocos afortunados- la directora del Museo Arqueológico, María Dolores Baena.
Probablemente los efebos de Pedro Abad, hoy llamados Apolíneo y Dionisíaco, se extrajeron del yacimiento de Alcurrucén , la Sacili Martialium que citaba Plinio. Pero se desconoce si fueron tallados aquí o se trata de una costosa importación. El artista los elaboró mediante la técnica de la cera fundida , que se sigue empleando hoy -con notables mejoras, claro está- en sectores como la joyería. Se creaba un molde de cera de abeja, fácil de trabajar, sobre el que después se elaboraba la figura empleando bronce líquido; finalmente la cera fundida se podía retirar con facilidad -por eso los efebos están huecos-, aunque aún quedan restos en el interior. Cada parte del cuerpo, de notable realismo, se fabricaba por separado y se montaban con soldaduras de plomo imperceptibles a simple vista.
Por desgracia, los efebos de Pedro Abad son fruto del expolio y durante su extracción quedaron muy deteriorados. Algunas partes se han perdido y otras están sueltas. Las esculturas estaban a punto de abandonar el país, camino del salón de un coleccionista italiano , cuando fueron intervenidas en la operación policial, posteriormente sancionada por la Justicia. Los ladrones terminaron con pena de cárcel. Ahora sólo queda que estos «sirvientes mudos» empiecen a hablar. No tardarán en hacerlo.