SERVICIO ÚNICO
La singular Escuela Hogar de los Feriantes de Aguilar de la Frontera se salva tras la polémica
Este colectivo pidió con éxito al Ayuntamiento que mantuviera el espacio donde dejan a sus hijos para viajar a las fiestas
El amplio colectivo de feriantes de Aguilar de la Frontera se ha puesto esta semana en pie de guerra . Y el motivo no ha sido otro que pedir al Ayuntamiento de la localidad que la Escuela Hogar del Feriante , que atiende a los hijos de las personas que se dedican a esta actividad cuando empieza el ciclo de festividades, continúe abierta.
Al parecer existía la posibilidad de que el Consistorio pensara cerrar este servicio que lleva prestándose desde hace más de treinta años por el coste económico que supone. Durante esta semana han mantenido dos reuniones con la alcaldesa, Carmen Flores . Finalmente en la segunda cita la regidora afirmó que este año la Escuela continuará abierta prestando su apoyo a los niños y jóvenes que se matriculen. Al menos, en este curso escolar se ha asegurado la continuidad.
La Escuela Hogar del Feriante es un servicio único ya que no se conoce otra entidad que lleve a cabo estas prestaciones tan específicas. Se creó en la década de los años 80 del pasado siglo. Su finalidad no fue otra que permitir que los hijos de las familias feriantes pudieran seguir escolarizados con normalidad durante la época en que se desarrollan todas las ferias de Andalucía.
En concreto se fijó para el periodo de abril a junio y de septiembre a octubre. Hay que recordar que en la mayoría de las localidades esos son los meses en que se desarrollan sus fiestas mayores. Durante esos meses los niños y jóvenes que acuden al centro realizan allí su vida cotidiana . Duermen, comen, juegan y tienen sus periodos dedicados al estudio y la formación académica. Y durante las mañanas asisten a sus respectivas clases cada uno en el colegio en el que esté matriculado.
Ocho trabajadoras
La Escuela cuenta con dormitorios, comedor, cocina así como salas de estudio y juego . Está asistida por ocho trabajadoras. Supuso un respiro para las decenas de familias que, año tras año, dejan la localidad para viajar de ciudad en ciudad con sus puestos ambulantes o sus atracciones de feria. Hasta su apertura era habitual el absentismo escolar en el colectivo feriante.
En la primera etapa estuvo en la calle Ancha, en unas instalaciones anexas a la antigua residencia municipal de ancianos. En 2005 se trasladó al viejo colegio de San Antón en la calle Camino Ancho. En esa última etapa está capacitada para acoger hasta 24 camas y un comedor para 64 personas.
Este proyecto pionero y único supuso que l a vida nómada de los feriantes durante seis meses al año no afectara a la escolarización de los niños . Además, es un respiro para los abuelos que, muchas veces, no podían hacerse cargo de sus nietos durante tanto tiempo.