Sociedad
Un año sin la mirada crítica y tierna de las viñetas de VIC en ABC Córdoba
Familiares, amigos y protagonistas de sus ilustraciones recuerdan con cariño al humorista un año después de su muerte
Vicente Torres Esquivias , de cuya muerte se cumple este lunes un año, fue en su vida ordinaria un probo letrado en una empresa pública provincial. A ello dedicó sus horas de trabajo ordinario, aunque detrás de esa labor cotidiana se hallaba otro perfil: el de fino viñetista centrado en la vida municipal, que firmaba como Vic y con cuyas tiras d e ‘ABC Córdoba’ se desayunaban a diario miles de cordobeses. Él mismo se definía como un viñetista de ‘línea blanca’, formado en las lecturas de Hergé , d e Uderzo y Goscinny , de Forges o de Mingote y que rehuía de cualquier intención de agravio.
Quizá por eso hoy lo elogian políticos de signo variado, al tiempo que sus más cercanos lo evocan con admiración. ‘Vicente no era un genio del dibujo ni un genio de la literatura, pero sí el que hacía los mejores diagnósticos de la ciudad, pues sus viñetas eran el mejor editorial’, recuerda el escritor Javier Tafur , con el que tantas horas de tertulia compartió y con el que firmó el antológico ‘Tabernario sentimental’.
El amor por el dibujo lo heredó Vicente de su madre, que también tenía buena mano, según recuerda su hermano José Antonio. «Desde niño le gustaba pintar y hacer caricaturas y no sólo se dedicaba a las viñetas sino también a la pintura al óleo», explica. En el seno familiar se despertó su interés por la actualidad, influenciado por las conversaciones paternas. José Antonio Torres Esquivias explica que en las viñetas periodísticas encontró un camino para aunar esos intereses y para poner en juego su ironía, su sentido del humor y su intución, ya que era capaz «de anticipar cosas que los demás no veíamos». «Lo que de verdad le gustaba eran las viñetas, mientras que su trabajo era una forma de ganarse la vida», explica.
Igualmente, la mujer de Vicente, María Dolores Budía , lo recuerda con nostalgia. Lo evoca dibujando por las tardes en su casa de Trassierra, día a día. «A veces le dedicaba una o dos horas, según lo que tardase en tener la idea, que era siempre lo más complicado», explica. El tema para la viñeta, que es donde se activa la maquinaria, le podía surgir en cualquier sitio, pero «le gustaba muchísimo». Su esposa también explica que Vic tenía siempre la intención de no molestar a nadie. «En este tiempo que ha pasado desde su muerte me ha reconfortado pensar que nadie puede hablar mal de él y que tenía muchísimos amigos», afirma.
Muestra de esa capacidad para ironizar sin dañar de Vic es que su recuerdo sigue vivo en políticos que eran habituales en sus viñetas. Uno de ellos, el concejal de IU Pedro García señala que «era un gran medidor del ambiente y tenía influencia, porque si no salías en su viñeta es que no estabas en primera línea». García reconoce que uno podía no estar de acuerdo con sus perspectivas, pero explica «que yo no me centraba en su ideología sino en cómo reflejaba la ciudad y relativizaba las cosas, haciéndonos ver a todos que no somos tan importantes». «Sólo pude hablar una vez con él, una conversación casual que permitió desahacer un malentendido pues alguien le había dicho que me molestaban sus viñetas, lo que no era cierto, y me quedó pendiente una comida que habíamos acordado», lamenta García.
En la misma línea se muestra el concejal del PP Salvador Fuentes , otro de los habituales. «Tuve la fortuna de conocerlo en la Diputación como letrado y compartí con él momentos de trabajo y tertulias improvisadas de café que no tenían precio», explica Fuentes, que lo considera «un artista de la comunicación». «La publicación del ‘Tabernario Sentimental’, junto a su inseparable Javier Tafur, fue sublime», concluye Fuentes.
Desde una perspectiva más académica, el presidente del Colegio de Periodistas y profesor Juan Pablo Bellido indica que Vic era un ejemplo claro de la función social que cumplen los viñetistas. «La viñeta es un género de opinión y las de Vic funcionaban como un titular, pues captaban la atención y enfocaban la realidad», explica. También señala que «su humor amable cumplía una función social al destensar el ambiente en problemas que podían parecer enconados».
En la misma línea, el dibujante de ABC José María Nieto explica que «el verdadero éxito del ‘viñetista’ no está en el dibujo primoroso ni en la idea brillante, sino en saber conectar con el lector, en hacerse cómplice, y eso es lo que hizo Vic como muy pocos». «Vic llegó al corazón de los cordobeses con su despliegue de bondad y simpatía», concluye.
El recuerdo de Vicente Torres Esquivias queda tambié n en la redacción de ABC Córdoba , donde publicaba desde hace unos años sus viñetas. Su director, Francisco J. Poyato , explica sobre el dibujante que «ha sido uno de los mejores analistas de la sociedad cordobesa ejerciendo el periodismo y el humor, la crítica contundente vestida de surrealismo y acidez» y recuerda que a diario tomaba «el pulso social lleno de ternura, con el costumbrismo como foto sociológica y antropológica de una ciudad como Córdoba, repleta de costuras, paradojas y dobles discursos».
También explica que «su viñeta ha sido la ventana a la que muchos han querido asomarse» y recuerda que «su rico y prolijo trabajo en prensa, pero especialmente en ABC, es un legado que no debemos perder , y que hay que reconocer, aunque para que se reconozcan algunas cosas en Córdoba haga falta cierta patente de corso».
Por último, su amigo del alma Javier Tafur, que dice que aún no ha asumido su pérdida, afirma que «nuestros paseos mientras hacíamos el ‘tabernario’ han sido los mejores años de mi vida», al tiempo que lamenta que Vic no haya podido vivir la pandemia «para poner en su sitio a todas las administraciones por tantos disparates». Tafur también defiende que la labor de Vic merece un reconocimiento y pide una publicación que recupere su obra y una calle que lo recuerde en la ciudad. En esa Córdoba suya, con sus parcelistas y tabernarios, en la que desde que murió ya no se desayuna igual. Ya no se afronta el día con esa sonrisa que permitía ver los problemas desde otro prisma y que recordaba que lo primero es siempre el respeto y la humanidad .
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