Baltasar López - PRIMERA PLANA

Sin catenarias y a lo loco en los patios

Pese al anuncio de cambios radicales en la Fiesta, temo que los dueños seguirán siendo los que eviten malas hierbas en ella

A este cogobierno municipal PSOE-IU se le marchitan demasiado pronto sus escasos éxitos. Su correcto control del botellón en las Cruces fue flor de un día tras el chaparrón de equivocaciones en su preparación de la Fiesta de los Patios . Al bipartito le brotó eso tan español de cargarse lo que ha hecho el antecesor: suprimió el sistema de pases con el que intentó regular el PP el pasado mandato las aglomeraciones, domesticándolas en parte. Estaba legitimado para ello. A lo que no tenía derecho es a gestionar así una cita tan importante, territorio fértil para que nos crezcan los turistas, abonándola con toneladas de desidia.

Así, y pese a que hasta un niño de cinco años sabía desde que miró el calendario a principios de 2016 que los Patios arrancaban el 2 de mayo —«¡Que me traigan un niño de cinco años!», gritan ahora en la planta noble de Capitulares—, el Ayuntamiento realizó un concurso a la carrera para elegir a las empresas que aportarían 30 controladores para los recintos y otros tantos agentes de información turística. Las firmas fueron seleccionadas el día 3 y el 4 unos y otros debían incorporarse. Pero parte de los encargados de regular los accesos a los Patios se dieron cuenta de que les metían en un jardín con un sueldo mucho menor que el de 2015. Y amenazaron con un plante que se solucionó con la adjudicataria regando con más fondos sus exiguas nóminas.

Parecía difícil que el bipartito pudiera cultivar ni una controversia más, pero lo logró. El fin de semana, los recintos del Alcázar Viejo , corazón de esta Fiesta, se quejaron de que el Consistorio no había puesto las catenarias que ayudaron en 2014 y 2015 a que las colas no se desparramaran, en colaboración con unos controladores de calle que se evaporaron igualmente este año. Tal ha sido el desbarajuste que la alcaldesa, Isabel Ambrosio , salió a encalar y enlucir su cogobierno. Lo hizo pidiendo disculpas, gesto que la honra y que entre los políticos es algo tan poco habitual como hallar un trébol de cuatro hojas en una de las centenares de macetas que lucen estos emblemáticos enclaves.

Además, avanzó que habrá cambios radicales en la organización de esta celebración en 2017. Esperemos que el Ayuntamiento afronte cuestiones necesarias para garantizar la supervivencia de esta Fiesta, que, entre otras cosas, debe evitar acabar chafada por su propio éxito turístico. Hablamos de regular e intentar reducir las aglomeraciones; de tratar de involucrar económicamente al sector privado en el mantenimiento de esta tradición; de ver qué medidas pueden facilitar el relevo generacional... Lo malo es que este debate crucial lo liderarán unos gobernantes que no son capaces ni de poner una catenaria, con lo que me temo que seguirán siendo los propietarios los principales responsables de que las malas hierbas no arraiguen en los Patios.

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