¿"Performances" o vandalismo"?
Caras, Hombre-Río, «Sigue buscándome»: el polémico arte espontáneo en Córdoba
El «hombre-río», el «bañista» o el «callejero pirata» son ejemplos de acciones urbanas realizadas sin permiso

La aparición por sorpresa de un grupo de pequeñas caras moldeadas en barro en la Puerta de Almodóvar ha causado un revuelo en la ciudad. Las administraciones competentes no han tardado en hacer las primeras pesquisas, aunque aún no se sabe quién o quiénes han realizado esta acción que podría tildarse tanto de «arte urbano espontáneo» como de «vandalismo callejero», según quien lo analice. Las caras no han causado daños al monumento , ya que no estaban talladas sino pegadas a la piedra.

Este insólito hecho no es caso aislado. Uno de los que más llamó la atención fue el del « hombre-río », una escultura de gran porte que, de repente, apareció semisumergida en al Guadalquivir , justo al lado del Puente Romano , cuando éste aún estaba en pleno proceso de restauración. Era el año 2006.
Los autores del « hombre-río », Rafael Cornejo y Francisco Martos , colocaron la escultura con nocturnidad en la noche del 18 de abril. Estaba hecha de corcho y debía ir anclada al río, aunque no pudieron instalar todos los fondeos. Con sus grandes proporciones, el « hombre-río » llamó la atención de inmediato. La escultura permaneció en su ubicación original hasta noviembre de 2007, casi un año y medio, hasta que una riada obligó a desmantelarla. La Gerencia de Urbanismo tenía un proyecto para colocar una réplica de un material más duradero que iba a costar 40.000 euros. Era la época en la que se ataban los perros con longanizas , hasta que la crisis le dio un baño de realidad al « hombre-río ». Nunca más se supo de aquella propuesta.

El «bañista»
Seis años después, en abril de 2012, al « hombre-río » le salió un competidor en materia de exhibicionismo. Matías Gamboa , junto a sus hermanos, instaló en los cimientos del Puente de Miraflores la escultura de un bañista que simulaba tirarse al agua, ataviado con un traje de los años 20. Los materiales no eran precisamente nobles: las gafas y el gorro fueron adquiridos en un chino, y la toalla era en realidad el hule de una mesa camilla. El « bañista » no duró mucho en su puesto: en enero del año siguiente aparecía como reclamo en el balcón de un local de restauración de la calle Lineros , donde siguió llamando la atención por un tiempo.

Una última acción muy llamativa fue la del « callejero pirata ». Un buen día de la primavera de 2010 algunas calles del Centro de Córdoba aparecieron rotuladas con nombres alternativos, y no por mor de la Ley de Memoria Histórica . Eran nombres originales y divertidos, en ningún caso ofensivos o polémicos, con expresiones coloquiales o procedentes del acervo popular. El primero cartel detectado rezaba « Por fin te he encontrado ». Los letreros estaban hechos simulando la rotulación histórica con azulejos, pero con materiales que no dañaban el entorno y eran fáciles de quitar o limpiar. Algunos eran simplemente pintura sobre una pared blanca.
Tuvieron que pasar dos años hasta que se descubrió a los autores de la idea. Eran Antonio Blázquez y Cristian Tena , quienes disfrutaron durante meses colocando los carteles de madrugada. Uno trabajaba y el otro «daba el agua» por si aparecía la autoridad. No necesitaban tantas precauciones, porque al final el Ayuntamiento indultó esta simpática iniciativa que aún puede verse en docenas de calles de Córdoba . Hasta tiene página web con las localizaciones en un mapa de Google . « Sigue buscándome », reza una de ellas.
Todos los autores de estas «performances» fueron localizados tarde o temprano. O quizás se dejaron localizar. Pero por el momento, el autor o los autores de las « caras de la Puerta de Almodóvar » aún siguen en el anonimato. ¿Hasta cuándo?
Noticias relacionadas