PASAR EL RATO
El sexo del género
En la próxima refoma del Código Penal deberían incluirse los delitos contra la sintaxis
En el idioma español , género es un concepto gramatical y sexo es un concepto biológico. Las palabras tienen género (masculino y femenino) y las personas tienen sexo (varón y hembra). El gran maestro del lenguaje, Fernando Lázaro Carreter , aclaró el origen de la moderna confusión entre género y sexo : «En la conferencia de Pekín de 1995 , ciento ochenta gobiernos firmaron un documento donde se adoptaba el vocablo inglés gender -sexo- para combatir la 'violence of gender' (la ejercida por los hombres sobre las mujeres) y la 'gender equality' de mujeres y hombres». Los hispanohablantes, en éxtasis admirativo ante lo inglés, aceptaron sin reflexión aquel cuento chino de género por sexo. Pero, «en rigor, los nombres en inglés carecen de género gramatical ». En castellano sí tienen género las palabras. Siguiendo el camino del error, los escolares españoles serán educados en la ideología de género, como pretende el gobierno de Pedro Sánchez , siempre a la vanguardia del idioma. Se llevará a cabo con una nueva asignatura, «Valores Éticos» o «Valores Cívicos» o así. No le parece a uno que maltratar el idioma , violentarlo, tenga nada que ver con la ética o el civismo . En la grande polvareda de la ignorancia perderemos los valores, la ética y el vocabulario. Y perder el vocabulario nos impedirá recuperar los valores y la ética.
Habrá que ir repensando la lengua de Cervantes, Quevedo, González-Ruano, Delibes, Umbral. La teología en castellano discutiría hoy e n la escuela sobre el género de los ángeles, que es una reflexión intelectual más ascética para un teólogo pudoroso, y e vita que se le sobresalten las hormonas cautivas . A lo mejor estamos equivocados, y la nueva equivalencia trata de fomentar el recato de la ingle. Mi amado, «bolsita de mirra, racimo de cipro, de bálsamo sus mejillas», quiere tener género conmigo , proclamará una versión escolar actualizada de «El Cantar de los Cantares» . Y nadie volverá a leer la Biblia . Afortunadamente para la literatura epigramática, Alfonso XII no fue educado en la ideología de género . Así evitamos que la recomendación postrera que hizo a su augusta esposa quedara metafórica y desteñida, lejos de la crudeza de intención borbónica : «Cristinita, guarda el género, y ya sabes, de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas». Todo indica que se pretende que los adolescentes , ahítos de vida exterior, vuelvan al erotismo de diccionario , que tanto éxito tuvo en tiempos de género y número bien entendidos. Éxito que compartió con las llamadas «casas de tolerancia» , que algunos cargos altos y bajos de la Junta de Andalucía conocen como casas de putas , en irreprochable castellano clásico. A esos inmuebles convendría el letrero que muchos comercios de pueblo colocaban antiguamente en el escaparate vacío, con ocasión de la temporada estival: «El género, dentro, por el calor» .
Sigamos con la gramática . El asalto del pasado jueves a la valla de Ceuta para entrar ilegalmente en España desde Marruecos , con agresión a la Guardia Civil , constituye un caso de violencia de número. Lo mismo que la violencia de los i ndependentistas catalanes cuando su referéndum. La violencia de número forma parte doctrinal de la ideología de número, según la cual, si a un Estado pacato y tontito , o sea, bonachón, se le opone la fuerza física o política suficiente, el Estado se conmoverá, llorará, negociará y premiará. En la próxima reforma del Código Penal deberían incluirse los delitos contra la sintaxis . Para defender los valores éticos y cívicos.
