Aristóteles Moreno - Perdonen las molestias
Sesión continua
El joven Menacho vuelve a los juzgados a declarar
La estampa de Cristian Menacho abandonando los juzgados con un ataque de ansiedad es la consecuencia lógica de un sainete político que ya se prolonga por espacio de diez meses. Cuando no se toman las medidas paliativas a tiempo, la realidad toma un curso ingobernable de alcance imprevisible. Desde ese punto de vista, el tinglado de la Fundación Guadalquivir (y sus mordidas) no se aparta un milímetro del guion de las decenas de corruptelas que florecen como champiñones en el huerto de España.
¿Y quién es Cristian Menacho?, se preguntará usted. Pues un joven que ha tenido la virtud de aunar en la misma mano la secretaría local de las Juventudes Socialistas y la administración de una fundación que se beneficiaba de sustanciosas subvenciones de la Junta de Andalucía. ¿Casualidad? Puede ser. Los telediarios están llenos de casualidades como esta un día sí y otro también.
La principal virtud del joven Menacho, sin embargo, no es su capacidad de conectar cargo orgánico y fuente de ingresos . Que también. Su talento residía en convencer a los trabajadores a quienes contrataba dentro del programa Emplea de la bondad de destinar una parte de sus nóminas en el apadrinamiento de un niño. No se rían, por favor. Esta es la metáfora literaria que usaba para hacerles más llevadero apoquinar una mordida mensual por los servicios prestados.
Es decir: los empleados se comprometían a entregar de sus salarios al entramado de la Fundación Guadalquivir un donativo que alcanzaba los 300 euros mensuales para nóminas de 1.200 y 490 para las superiores a 1.600 . Dicho así, parece increíble. Y, en efecto, es increíble. Como increíble resulta ser que con todo este material probatorio en la mano, la Inspección de Trabajo tardara largos meses en actuar. Y lo hiciera además a remolque de las informaciones publicadas por este periódico, tal como viene sucediendo un día sí y otro también en el huerto de España.
La gravedad de las imputaciones era de tal calibre que cayeron por su propio peso . Primero, como ustedes saben, se vio obligada a intervenir la consejería del ramo para reclamar la devolución de las cantidades supuestamente defraudadas. Luego, corroboró los hechos la Inspección de Trabajo. Y finalmente el caso aterrizó en los tribunales, que es el lugar apropiado donde sustanciar irregularidades de esta naturaleza.
Tras este vía crucis que dura ya diez meses, el joven Menacho ha llegado extenuado a los tribunales . La fotografía desertando del juzgado con el rictus quebrado y cogido del brazo por su madre retrata la chaladura de un caso fuera de control. Es inquietante el silencio sepulcral del padre político de la criatura. ¿Qué ha dicho el PSOE de todo esto? Nada. El señor Durán, secretario provincial del partido, guarda un sonoro silencio que arroja más turbiedad a un caso turbio.
A estas alturas, es difícil descifrar si el partido ha abandonado al joven Menacho o, por el contrario, lo está protegiendo . El PSOE se ha desvinculado de las actividades de las Juventudes Socialistas y del tinglado de su ya exsecretario general. Directamente. Sin anestesia. Al modo en que un cuerpo extirpa uno de sus miembros para evitar que se le contagie la gangrena. Un corte de bisturí, un poco de Betadine y a otra cosa mariposa.
Menacho y su madre, Ángeles Muñoz , formaron parte de las listas electorales del partido que ahora dice no haberlos visto en su vida. No exactamente pero casi. O sea. Y hoy vuelve a los juzgados para contestar un buen puñado de preguntas incómodas. Así que no se retiren de sus receptores.