Pretérito imperfecto
Un 'selfie' con Juanma
Jamás vi un líder conservador en Andalucía al que le costara andar por la calle rodeado de toda la muestra aleatoria
Desconozco si ganará por goleada las próximas elecciones andaluzas o se quedará en un empate técnico. El único que lo sabe es Narciso Michavila que acertó casi de pleno en diciembre de 2018 -incluso sin difundir algún dato certero respecto a la llegada de Vox que se guardó- con su sondeo de GAD 3 para ABC. Tezanos ya se ha puesto el delantal para entrar en los fogones de la maquinaria de Sánchez, por si acaso el presidente espiado le pide una incursión en la demoscopia creativa.
Pero la verdad es que jamás había visto a un líder político conservador en Andalucía al que le costara andar por la calle y fuera rodeado por todos los grupos etarios de la muestra aleatoria con trompetas y albricias. Me faltan claves para predecir si el efecto Macarena Olona desatará el fervor popular y la entrega electoral en una empatía de filias y fobias, sin matices, tampoco antes vista por estos lares.
Sin embargo, en una ciudad como Lucena , por ejemplo, donde el paréntesis del alcalde y mejor persona Antonio Ruiz-Canela ha sido lo único que ha frenado al socialismo industrial en décadas, el actual presidente de la Junta y candidato del PP tardó una eternidad en recorrer una calle de cincuenta metros donde una muchedumbre parecía poseída, como si no hubiera un mañana, para saludarle camino de la iglesia de San Mateo y la Virgen de Araceli .
Carezco de sólidos argumentos para barruntar si la moderación de Espadas acabará subiéndose a una ola conjunta de toda la izquierda agitada (y partida en tres) por los vaticinios hacia Vox y por el despeño de Ciudadanos. Si el contraperfil aseado y tranquilo del exalcalde de Sevilla no es más que una copia del original, el centrismo andaluz sin rechazos ni estridencias de Juanma Moreno, poca ganancia le arriendo.
Y es que las adhesiones inquebrantales de madres, jóvenes, caballeros de porte y abuelas detrás de él para que se haga un ‘selfie’ es impropio de unos tiempos en los que la alta dirigencia se parapeta en las redes sociales , los plasmas y la escolta. Convendremos en que las elecciones no las ganan los ‘influencers’, sino los líderes políticos que aglutinan voluntades y complacencias de sus semejantes, sin asperezas, y no ‘me gustas’ o retuits a cada cosa que hacen. Empiezo a sospechar que a muchos de los que se quedaron en casa en 2018 y no fueron a votar a Susana Díaz (¡qué dura es la política, mi arma!) les está empezando a caer hasta bien, visto el percal.
Nada se ha descompuesto, nada se ha esquilmado - como todavía se sigue juzgando en el Supremo -, nada se ha gripado pese a una pandemia y una crisis en ciernes. Todos miran a Andalucía como una ínsula de estabilidad , moderación y seguridad en el océano turbulento del sanchismo y sus cuates, y los andaluces de a pie, sin filtros, no echan la cara para otro lado, sino que se acercan a darle un achuchón si pueden. Yo no sé si ganará o perderá, pero ojito con el ‘yerno perfecto’.
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