ENTREVISTA
Sánchez Adalid: «Córdoba es un regalo inconmensurable para la historia de España»
El autor regresa a la época califal y al ascenso de Almanzor con «Los baños del pozo azul»
Casi dos décadas después de «El mozárabe» , Jesús Sánchez Adalid regresa a Córdoba con «Los baños del pozo azul», publicada por Harper Collins y no ahorra elogios a la rica historia de la ciudad.
En esta novela recupera a un personaje de «El mozárabe», la reina Subh, bautizada como Aurora.
Cuando escribí «El mozárabe» ya me di cuenta que este personaje era algo excepcional , pero cogía un poco fuera de la historia central. Pasados veinte años, yo tuve siempre la sensación de que este personaje se me había quedado en el tintero y de que por sí sola, independientemente de los demás, merecía una novela . El momento más interesante era aprovechar los años del califato y situarla en el contexto del reinado de su hijo Hixén II , que es apocado e indeciso. Ella se da cuenta de que siempre necesita a Almanzor , pero en este punto él quiere crear una dinastía, y chocan los intereses de los dos, que han sido amantes.
De la época musulmana conocemos a los hombres, a los califas y científicos. ¿Cómo era la vida de una mujer en la época árabe, aunque estuviera casada con el califa?
Estamos en una sociedad islámica , donde la mujer no tiene protagonismo alguno. Es un personaje relegado a la intimidad del hogar, y mucho más en la sociedad omeya, que conserva estrictamente la costumbre bagdadí de que las mujeres, esposa y concubinas de los califas y de toda la parentela omeya estén viviendo dentro de los harenes , donde gobierna el régimen de los eunucos. Auriola es sorprendente. Sale del harén y tiene su propio palacio, al estilo de lo que pudiera ser una reina o una princesa del norte, y allí gobierna con su propia servidumbre . Es inaudito, pero no cabe la menor duda: las crónicas lo reflejan precisamente porque era una situación asombrosa.
Y tuvo que sorprender mucho en su tiempo.
Deslumbra la personalidad: salía con la cara descubierta , que montaba a caballo, que hablaba directamente con los hombres, y con hombres de gobierno. Y la ciudad lo había aceptado hasta el punto de que era una celebridad. El pueblo la conocía y le llamaba «la señora de las señoras de Córdoba ». Y todo no es de extrañar para quien conozca cómo era la vida en la Navarra de la que ella procedía: ella se había criado en la corte de la reina Tota de Pamplona , que era mujer que gobernaba al ejército, que tenía, espada, armadura y decisión político. No quiere decir que Subh tuviera el poder en la Córdoba califal: necesita de hombres, de su hermano gemelo, Eneko , que había venido a Córdoba de pequeño, y siempre necesitó de Almanzor. Pero con todo eso pudo vivir una vida diferente a la de cualquier otra mujer de un califa.
«Subh iba con la cara descubierta, montaba a caballo y hablaba con los hombres de gobierno»
¿Hay también el diálogo entre distintas culturales, sobre todo con el cristianismo, que todavía estaba presente?
Aquí el cristianismo está representado por la protagonista. Tiene que vivir en el mundo islámico y dentro de ella pervive un cristianismo originario con todos sus valores. Cuando tiene que rezar, reza en cristiano, porque lo que se ha recibido en la infancia y en la primera juventud no se puede olvidar. Me imagino que en público tenía que actuar como madre del califa, pero en privado estoy convencido de que ninguna de estas mujeres, que todos los omeyas se casaron con cristianas, había perdido la fe cristiana .
Se han publicado muchas novelas históricas ambientadas en Córdoba, sobre todo en el califato. ¿Es un pozo inagotable?
Córdoba es un regalo incomensurable para la historia de España . No sé si Córdoba se cree eso a sí misma, pero es verdad. Las diferencias que existen entre cualquiera de las ciudades o burgos cristianos, aunque hayan sido romanas, son de matices. Pero es que Córdoba es diferente, hay muchas cosas que no se encuentran en ningún otro sitio . No sólo de los monumentos, sino también de su historia. Parece un lugar donde se da todo, donde todo es posible, con lo que eso supone para un novelista. Yo no me puedo desvincular.