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San Rafael, para tiempos difíciles

Si la Biblia da a conocer a san Rafael, la historia le da carta de vecindad en Córdoba

Imagen de San Rafael, en la iglesia del Juramento RAFAEL CARMONA
Juan José Primo Jurado

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Ayer fue un día de san Rafael diferente , celebrado con sordina , incertidumbre , temor y pendientes de cupos presenciales y tramos horarios. Ha sido el san Rafael en la pandemia , como nuestros antepasados vivieron un san Rafael en tiempos de pestes, guerras o terremotos. San Rafael es el c ustodio de Córdoba , da nombre a un 25 por ciento de sus habitantes y marca buena parte de la tradición , historia y arte cordobeses. Catorce monumentos a él alzados, entre los siglos XVII y XXI, llenan calles, plazas y puentes y convierten a esta imagen alada en uno de los paisajes característicos de Córdoba.

En la Biblia encontramos que los ángeles son seres que forman la corte y ejército de Dios , le alaban y son enviados suyos a los hombres. De ellos siete son arcángeles , príncipes de los ángeles . Solo tres figuran con nombres propios: Miguel, Gabriel y Rafael, quien aparece en el Libro de Tobías en su condición de peregrino y acompañante de peregrinos . Con el bastón y el pez que sostiene en su iconografía nos recuerda el milagro de la curación de la ceguera de Tobit, el padre de Tobías, el joven al que Rafael («Medicina de Dios» significa su nombre) acompaña en un difícil viaje.

Si la Biblia da a conocer a san Rafael , la historia le da carta de vecindad en Córdoba. En 1575 aparecieron unos huesos en la iglesia de San Pedro. Todo apuntaba a que eran reliquias de mártires cordobeses, pero las medidas del Concilio de Trento, en prevención de falsificaciones, obligaron a su estudio y análisis. Mientras se desarrollaban estas pruebas, cuenta la tradición que san Rafael se apareció al sacerdote Andrés de las Roelas el 7 de mayo de 1578 , certificando la autenticidad de las reliquias y declarando: « Yo te juro por Dios vivo que soy Rafael Arcángel, a quien Dios tiene puesto como custodio de esta ciudad».

En 1583 , tras el dictamen de las pruebas, el Papa autorizó el culto a las reliquias . El fin de la epidemia de peste del año anterior fue atribuido por los cordobeses a la custodia de san Rafael . Desde entonces, la devoción no dejó de aumentar en Córdoba, siendo proclamado por el Ayuntamiento, en el siglo XVIII , regidor perpetuo de la ciudad. Las milagrosas protecciones de Córdoba contra otras epidemias y contra el terremoto de Lisboa de 1755, saldado con un solo herido, fueron interpretadas como intervenciones del arcángel.

Será bueno recordar los bellos mensajes de san Rafael en la Biblia que, sin duda, repetiría hoy de nuevo a los cordobeses : «Bendecid a Dios y proclamad los beneficios que os ha hecho; obrad bien y no os vendrá ninguna desgracia; no temáis, los malhechores y pecadores son enemigos de sí mismos; más vale hacer limosnas que atesorar dinero». Y evocar los versos de Antonio Capdevila en la exaltación a san Rafael esta semana, organizada por su hermandad: «¡Qué suerte ser cordobés, / para crecer de la mano, / de un arcángel casi humano, / de nombre san Rafael!».

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