Verso suelto

De San Rafael a la O

Si la política se mide por las reacciones, el cogobierno ha actuado de forma desesperada

Procesión de la Virgen de la O, aún sin palio, en la Semana Santa de 2016 Rafael Carmona
Luis Miranda

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Un mandato municipal es eso que transcurre entre que se quita un cuadro histórico de San Rafael y se niega un centro cívico para montar su paso de palio a una prohermandad que todavía no puede salir de su iglesia. A Isabel Ambrosio le descargó encima una tormenta estival rabiosa y con pedrizo, aunque breve, aquella tarde de su todavía joven mandato en que dijo que iba a retirar el lienzo de Antonio del Castillo del Ayuntamiento y se le rebelaron las redes sociales como si hubiese tirado al Arcángel de los triunfos en furor revolucionario. Lo de ahora ha sido un aguacero de lluvia fina, que al principio parecía inofensivo, como si no valiese la pena ni sacar el paraguas, pero que ha dejado al cogobierno municipal calado y con un buen catarro .

En la política la gravedad de las heridas se mide muchas veces por las reacciones propias. La conmutación de las penas de muerte del Proceso de Burgos en 1970 se interpretó como un signo de fortaleza de la dictadura de Franco; la ejecución en octubre de 1975 de los militantes condenados se vio como lo que era: un coletazo de crueldad de un régimen que había envejecido tan mal como la salud de quien lo había creado. El cogobierno de Córdoba no ha mandado fusilar a nadie, pero en su actitud con la prohermandad de la O se ha comportado de la misma forma desesperada . Si Franco no quería que lo despertase ni el mismísmo Pablo VI que le llamó para pedir clemencia para los reos, Ambrosio y Alba Doblas han hecho oídos sordos a los informes municipales que decían que no pasaba nada por montar el paso si la procesión no comenzaba en la antigua cárcel.

Tenían la ley de su parte y también la posibilidad de apuntarse un tanto en un caladero de votos que no es precisamente de derechas, pero al que tampoco conviene tratar con tamaña antipatía. No hay más que pensar en Rosa Aguilar : si algún concejal o cargo intermedio le firmara una negativa para una hermandad, después de calentarle las orejas hubiera mandado a dos policías locales para vigilar el montaje en el centro cívico y habría hecho la primera llamada el Sábado de Pasión.

Los pacientes hermanos de la O , que el año pasado se dieron un baño de masas con su Virgen bajo palio después de tantos años de esperas y de saltar vallas que no ponía, entonces no, el Ayuntamiento, tendrán que montar el paso de palio en un lugar incómodo e inestable , aún peor si llueve, pero como victoria simbólica no está nada mal que hayan forzado a retratarse a este gobierno municipal que nació de la carambola histórica de que la gente que quería votar a Podemos porque su líder salía mucho en la tele lo identificaran con una extraña asamblea de movimientos marginales sin conocimiento de la política municipal.

Tanta ha sido la fuerza de la razón que han conseguido que Izquierda Unida , con la que tan bien parece mimetizarse Isabel Ambrosio cuando los más arriscados le reprochan el pragmatismo y la sensatez de Emilio Aumente , haya sacado adelante una normativa que blinda los centros cívicos contra las hermandades, pero protege asambleas políticas como las de Ganemos. No les ha importado lo indecoroso y evidente de lo improvisado y el pestazo de la normativa hecha para los amigos. Cuando la Virgen de la O llene de dulzura la tarde de la víspera del Domingo de Ramos habrá gente que mire al norte y encuentre la fábrica de Cosmos . De San Rafael hasta ahora, al menos han dejado claro que están en contra de muchas cosas.

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