Historia
Día de San Rafael en Córdoba| El custodio que salvó a la ciudad de otra pandemia, la de la peste
La devoción se remonta al año 1278 cuando el arcángel se apareció a Fray Simón de Sousa
El Día de San Rafael es sinónimo, para muchos, de peroles y de Villares; de familia, jolgorio y sardinas a la parrilla; de olor a candela. Pero más allá del carácter festivo de la cita, pocos conocen la historia del arcángel por el que se celebra, que, según la leyenda, salvó a la ciudad hace siglos de otra pandemia muy distinta a la del Covid-19, la de la peste .
San Rafael es el Custodio Perpetuo de Córdoba . La devoción por su figura se remonta al año 1278 cuando la ciudad era azotada cruelmente por la citada enfermedad infectocontagiosa que habñuia acabado con un tercio de la población europea. Ese año se apareció el arcángel San Rafael al padre Simón de Sousa, dela Orden Mercedaria, comunicándole el deseo del Altísimo de que el obispo de la ciudad, don Pascual, ordenara poner una imagen de San Rafael encima de la torre, obligándose a celebrar fiesta en su honor y prestar veneración por la ciudad, y que con esto cesaría el contagio. El prelado ejecutó el mandato y desapareció el terrible mal que se había llevado opr entonces muchas vidas por delante.
Según recoge la hermandad cordobesa de San Rafael, surge una polémica entre varios expertos sobre la ubicación de la escultura. La teoría más correcta creo que sería la que defiende Sánchez de Feria , a quien sigue Redel, de que se instaló una imagen en San Pedro y posteriormente otra en la Catedral .
Tres siglos después, en 1578, la figura angelical volvió a presentarse ante el padre Andrés de Roelas (en varias ocasiones), anunciándole que él protegería la ciudad tanto de esa como de cualquier amenaza futura a partir de ese momento. También le reveló que los huesos encontrados tres años antes en la parroquia de San Pedro eran las reliquias a los Santos Mártires de Córdoba .
En la madrugada del 7 de mayo de 1578, cuenta el pasaje histórico, que se produjo la quinta aparición y que tras preguntar el Padre Roelas al visitante su identidad, San Rafael le dijo al sacerdote: «Yo te juro, por Jesucristo Crucificado, que soy Rafael, ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad ». Estas revelaciones fueron descritas por el padre Roelas al presbítero Juan del Pino, quien las guardó con recelo hasta el año 1603, cuando las autoridades eclesiásticas de la Diócesis decidieron aprobarlas.
Desde entonces, la devoción al Arcángel se había disparado y con donativos de los cordobeses y la ayuda de la nobleza, en 1610 se iniciaron unas obras para levantar una iglesia dedicada a su culto, la iglesia del Juramento de San Rafael.
Eran tan grande la devoción de los fieles por el arcángel, cuenta Ramírez de Arellano en su obra «Paseos por Córdoba» , que cuando azotaba el cólera a Sevilla en 1860, alguien cundió la voz de que furtivamente se iban a llevar la imagen a la capital hispalense, y todas las noches se quedaban en la plazuela de la iglesia algunos fieles armados de gruesos palos para oponerse a que tal cosa se hiciese.