Salud exige al Gobierno mejorar el etiquetado nutricional del aceite con el informe del Imibic
El ensayo clínico del centro biomédico, el Hospital Reina Sofía y la UCO demostraba la caída del riesgo cardiovascular
'The Lancet' publica un estudio del Imibic de Córdoba que confirma el beneficio de la dieta mediterránea en la salud
«Hay que darle más valor a los aceites del olivar de montaña»
![Expositor de marcas de aceite de oliva virgen de la DOP Baena](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2022/05/26/s/aceite-oliva-virgen-U403011496654lx--1248x698@abc.jpg)
La Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía está decidida a cambiar el sino del aceite de oliva en la gran tabla nutricional puesta en marcha por el Ministerior de Consumo y que tiene encuadrada a esta grasa vegetal en una categoría que tanto el sector como la comunidad científica discrepan de plano por cuanto no se reconocen sus valores nutricionales, especialmente, en el ámbito de la salud cardiovascular. Aunque también en el propio mercado de la distribución y alimentación.
Para ello, y según han confirmado a ABC fuentes de la Consejería de Salud, el reciente estudio presentado por el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) , el Hospital Reina Sofía de Córdoba y la Universidad (UCO) , que demuestra, tras siete años largos de trabajo, cómo la dieta mediterránea previene la recurrencia de accidentes cardiovasculares, será la base de una reclamación formal.
La que el consejero Jesús Aguirre quiere trasladar al ministro de Consumo, Alberto Garzón, para que se varíe la consideración del aceite de oliva (ahora mismo encuadrado en la letra C de las que cinco que conforman este sistema) y lo coloque en el de máxima aportación saludable (la letra A).
Nutri-Score es un etiquetado especial implantando en Europa y desde hace tiempo en España que consiste en un logo o gráfico basado en una escala de 5 colore s, de verde oscuro a naranja oscuro, asociados a cinco letras, de la A a la E. De esa forma, hay cinco variantes que reflejan de manera gradual, de mayor (letra A y color verde) a menor (letra E y color naranja fuerte), la calidad nutricional global de los alimentos . La A la máxima categoría y la E, la mínima.
Del algoritmo a los 1.002 pacientes
Está basado en un algoritmo utilizado ampliamente para la implementación de distintas políticas nutricionales en varios países en el mundo. La puntuación se obtiene de un cálculo que tiene en cuenta la cantidad de componentes cuyo consumo debe promoverse (componentes favorables: frutas y hortalizas, proteínas, fibra, aceite de oliva, colza o nuez ) o cuyo consumo debe limitarse (componentes como las grasas saturadas, azúcares, sal y energía), por cada 100 gramos o 100 mililitros de producto.
El aceite de oliva aparece con la letra C , igual que otros aceites como los de soja, girasol (el segundo consumido por los españoles), mejor que el de maíz (clasificados D), o los de coco o palma (clasificados E), y también por encima de grasas de origen animal como la mantequilla (clasificada E).
Es en este punto donde el sector, por las reticencias que su consumo pudiera despertar, y la comunidad científica -que acumula cada vez más estudios sobre su efecto en las enfermedades del corazón-, se muestra muy críticos con la tabla.
Y es aquí donde Jesus Aguirre y su equipo quieren hacer valer el potencial del estudio hecho público el pasado 6 de mayo en Córdoba por parte de investigadores del Imibic, el Hospital Reina Sofía y la UCO junto con otros del Instituto Carlos III y que ha sido publicado en la prestigiosa revista ‘The Lancet’ .
![Grupos de investigadores participantes en el ensayo clínico sobre la dieta mediterránea](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2022/05/26/s/imibic-estudio-aceite-kGTG--510x349@abc.jpg)
El estudio (bajo el acrónimo de Cordioprev) se realizó únicamente sobre pacientes que ya habían sufrido un episodio grave de enfermedad del corazón . No eran, por tanto, personas sanas. Se estima que en estos casos hay un 33 por ciento de probabilidad de que se repita el ataque cardiovascular si se sigue una dieta convencional.
Así, entre 2009 y 2012 se ‘reclutaron’ 1.002 pacientes voluntarios de 20 a 76 años con antecedentes coronarios en el Reina Sofía. Se les hizo un seguimiento de su salud y alimentación durante nada menos que siete años, hasta finales de 2018. A 500 de ellos se les recetó una dieta baja en grasas y a otros 502 la receta mediterránea . Nunca hasta ahora se había realizado un estudio al respecto con tantos pacientes y durante tanto tiempo.
Durante el periodo de seguimiento, 198 pacientes sufrieron un nuevo episodio grave (infarto, ictus, ‘bypass’, enfermedad arterial o incluso la muerte). De ellos, 111 correspondían al brazo de la alimentación con grasas reducidas (22% de los 500 participantes) y 87 al de la mediterránea (17,3 por ciento).
Mejor, dieta mediterránea
En ambos casos se redujo la recurrencia de los episodios coronarios graves sobre lo previsto (33%), lo que avala la tesis de que ambos modelos son más que óptimos para los pacientes cardiovasculares ; pero la dieta mediterránea logró reducirla más y dejarla casi en la mitad, lo que confirma que es todavía mejor.
El día de su presentación en Córdoba, a la que asistió Aguirre, los responsables del ensayo pusieron de manifiesto que los resultados «marcan un hito en la prevención cardiovascular y su repercusión será clave para la sociedad y el mundo científico dado que permitirá, con un alto grado de evidencia científica, poder recomendar este tipo de dietas a las personas que previamente han tenido un evento cardiovscular».
De entrada, una mejor posición en el etiquetado de un alimento como el aceite de oliva, clave en esta dieta, sería, a juicio de Salud una llamada clara de atención a los consumidores de estas conclusiones y sus parabienes.
¿Qué hubiera pasado si en todos esos años de ensayo se hubieran prescrito dietas mediterráneas en lugar de bajas en grasa a esos pacientes? ¿Hubiera disminuido los episodios reincidentes de accidentes cardiovasculares...? Los autores del trabajo están convencidos de ello y le ponen cifras: casi seis mil episodios menos.
En la Junta de Andalucía confían en en que el espaldarazo científico internacional a este ensayo y su solidez sean argumentos suficientes para que el aceite de oliva (y máxime el AOVE) abandone una posición que le sitúa por detrás de productos procesados.
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