Día de Todos los Santos
¿Sabes cuántos cementerios había en Córdoba en el siglo XIX? Historia y curiosidades de los camposantos
Los dos primeros recintos fueron construidos durante el año de 1804, uno en la huerta del convento de San Cayetano y otro en el Campo de la Verdad
Día de Todos los Santos | Guía con todos los detalles para visitar los cementerios de Córdoba
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El tiempo parece detenido en los camposantos cordobeses . El silencio solo se rompe por los pasos de las visitas fieles y de los empleados de estos recintos, que velan por su conservación. En los próximos días, y como sucede cada año, estos espacios de muerte volverán a bullir de vida . Como manda la tradición, el 1 y 2 de noviembre, cientos de cordobeses llegarán cargados de flores a los cementerios, para recordar a quienes yacen en sus nichos y tumbas, en una permanence cita de encuentros y recuerdos.
La historia de los cementerios de Córdoba hunde sus raíces en el siglo XIX. Y no fueron los primeros el de La Salud o San Rafael. Los camposantos más antiguos de la capital fueron los construidos en el año 1804 en la huerta del convento de San Cayetano y en el Campo de la Verdad , este último de carácter parroquial.
Fue Carlos III quien promulgó una Real Cédula en la que disponía que los cementerios debían situarse fuera de las poblaciones, para evitar la propagación de enfermedades . Hasta ese momento, los nobles cordobeses se habían enterrado en el interior de las iglesias, y los ciudadanos de a pie, en los camposantos situados en el costado exterior de dichas parroquias.
Ese mismo año, y como consecuencia de una terrible epidemia de fiebre amarilla , se construyeron otros dos cementerios públicos con carácter provisional, uno detrás de la ermita de San Sebastián y otro contiguo a las tapias de la huerta de la Reina .
Según relata el escritor y periodista Ricardo de Montis en sus 'Notas cordobesas', en 1811 se habilitó para cementerio un haza colindante con la ermita de Nuestra Señora de la Salud y después de distintos periodos de tiempo en que se volvió á inhumar los cadáveres en las iglesias -entre 1814 y 1821-, en 1833 empezó la construcción definitiva de los dos camposantos que tenemos en la actualidad -Salud y San Rafael- (el de la Fuensanta se levantaría mucho después, en 1973).
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El cementerio de La Salud tiene bajo las lápidas de alberga «personas de valía» , como explicaba Montis el siglo pasado. Aquí duermen el sueño eterno «el sabio religioso agustino fray José de Jesús Muñoz Capilla, el ilustre filósofo y matemático don José Rey Heredia , los eruditos escritores don Luis María Ramírez y de las Casas Deza y don Carlos Ramírez de Arellano , el inspirado poeta don Javier Valdelomar y Pineda, Barón de Fuente de Quinto, el elocuente juriconsulto don Ángel de Torres y Gómez, el venerable decano de la prensa de Córdoba don Rafael García».
Además, en esta necrópolis yacen los restos de cuatro Califas del Toreo : Lagartijo, Guerrita, Manolete, Machaquito. Además, también está la tumba de José Cruz Conde, el alcalde que creó la plaza de las Tendillas; o el abogado y periodista Rafael García Lovera, entre otros.
La historia de 'La resucitada'
En este camposanto ocurrió un caso curioso que se relata en 'Notas cordobesas': «Diezmaba á la población una terrible epidemia colérica y sus víctimas, apenas fallecían, eran trasladadas á la necrópolis. En una huerta próxima juzgaron muerta a una pobre mujer atacada de la referida enfermedad y que sólo sufría un síncope; condujéronla inmediatamente al campo santo y allí quedó en el depósito».
Cuando la señora volvió en sí, a altas horas de la noche, «tuvo el valor necesario para abandonar, de un brinco, la piedra que le servía de lecho; saltó por la tapia mas próxima y, corriendo a campo atraviesa, llegó hasta su casa, donde deudos y amigos lloraban sin consuelo a la difunta», explica De Montis.
La impresión que su presencia produjo es indescriptible; «baste decir que algunos doloridos se creían presa de una atroz pesadilla. Aquella mujer vivió bastantes años después del suceso referido y no solo en su barrio sino en casi toda Córdoba se la conocía por el apodo de 'La resucitada' ».
Unos años después, en 1833, se comenzo la construcción del cementerio de San Rafael , al considerar insuficiente la extensión del cementerio de la Salud. A este estaban destinados en esa época, los cadáveres de los vecinos de los barrios de la Magdalena, Santiago, San Pedro, Santos Nicolás y Eulogio de la Ajerquía, San Andrés, San Lorenzo y Santa Marina.
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«De las personas que lograron notoriedad, cuyos restos guarda esta necrópolis-explica Ricardo de Montis-, recordamos al virtuosísimo sacerdote don Agustín Moreno ; al erudito arqueólogo y excelente paisajista don Rafael Romero Barros ; a los inspirados o poetas don Manuel Fernández Ruano y don Enrique Redel; á los beneméritos cronistas de Córdoba don Francisco de Borja Pavón y don Teodomiro Ramirez de Arellano ; al popular músico don Eduardo Lucena y al gran dibujante don Rafael Romero de Torres ». En el siglo XX también se daría aquí sepultura al gran Julio Romero de Torres .
Como dato curioso, el periodista cordobes refiere que «antiguamente en los arcos de las primeras galerías destinadas a los nichos estaban escritas, con grandes caracteres, algunas de las inmortales coplas de Jorge Manrique ».
Otros cementerios
De Montis también relata en su crónica que lejos de la población, en el sitio llamado arroyo de las Piedras [en el barrio de La Fuensanta], cerca de las ruinas de una fábrica [la de gas, probablemente], «levántase un pequeño cementerio sin cruces en sus tumbas, siempre cerrado y solo».
Era el cementerio de los protestantes , «construido por don Duncan Shaw, director de una importante sociedad inglesa que explotaba una gran fundición de plomo en el paraje citado».
Finalmente, De Montis habla del cementerio que había en el Desierto de Belén, junto a las Ermitas de Córdoba , en plena sierra. «en el que está escrito el grandioso poema de la muerte. La calavera con la sentencia terrible: «Como te ves, yo me vi; / como me ves, te verás. / Todo para en esto aquí. / Piénsalo y no pecarás».