CICLO FESTIVO
El sábado certifica en Córdoba un puente a medio gas
El Centro ha presentado un aspecto animado, sin aglomeraciones, que según los comercios no se ha traducido en ventas
La ciudad de Córdoba empieza a vivir hoy , sábado 5 de diciembre, el superpuente de diciembre más extrañ o que se recuerde, a causa de la pandemia . Porque en este ciclo festivo la capital ha quedado cerrada sólo para los cordobeses . Las medidas adoptadas por la Junta de Andalucía para combatir el Covid prohíben la llegada de turistas a la región y suponen que todos los municipios de la comunidad estén confinados perimetralmente.
Con la ciudad para ellos, los cordobeses se han lanzado a vivir una cierta normalidad , haciendo sus compras, siempre pertrechados de mascarillas, o llenando las terrazas para las que tienen pase VIP sólo los cordobeses, con los viajeros fuera de combate por el coronavirus.
Una muestra de esa nueva normalidad se ha tenido esta mañana a las doce, cuando el Ayuntamiento ha estrenado uno de los espacios que ha activado para las actividades infantiles de la Navidad, el cine Fuenseca . La otra novedad, para los actos que organiza el Consistorio en estas fechas, está en que empleará también para los e spectáculos para los peques el Teatro de la Axerquía , que igualmente ha debutado hoy con doble cita. El Consistorio busca celebrar actividades con la máxima seguridad: al aire libre, con aforo limitado y toma de temperatura.
Así, los asistentes a «Magia flamenca» en el cine Fuenseca han hecho cola para que les pasaran el termómetro , cosa inimigable, hace sólo un año para acceder. No es lo único que ha cambiado respecto a hace 365 días. Por ejemplo, al ser una cita al aire libre, dentro se podía ver a Rosa María González, que se había llevado una manta para ella y su pequeña para seguir el evento «Magia flamenca». «Miramos el tiempo, vimos que iba a hacer fresco y echamos la manta. Es que nos imaginábamos que aquí a pie quieto... Si sale el sol nos las quitamos », explica. Asegura que los actos previstos para los pequeños en Navidad, con las novedades introducidas, «me parecen fantásticos» . Eso sí, tiene un pero: «Nos hemos enterado de refilón. La difusión no es muy allá».
Unas filas más allá otra madre, Esther Rabanillo, daba también su visto bueno a estas actividades al aire libre . «Me parece estúpendo. Me encantan esta iniciativas », asegura. «De hecho, nosotros no salimos prácticamente no salimos nada y esto me parece un ambiente bastante seguro . Es que soy docente, más expuesta no puedo estar», explica.
A eso de la una el Centro, ha presentado una imagen animada , pero sin aglomeraciones. Se ha visto a los cordobeses paseando, aunque bolsas de compras se han apreciado menos. De eso se queja María José Cepas, dependienta de la tienda de moda «Loles» en Cruz Conde . «Hay mucha gente por la calle, pero comprando poca desgraciadamente. La mañana, ha sido pésima, de pena», cuenta al periodista. Cuando se le pregunta por si esperaba mejorar las ventas con el ciclo festivo, responde que «esperanzas siempre se tienen». «A ver mañana qué tal», finaliza.
No es una impresión aislada. En el establecimiento que tiene Calzados Salvador cerca de las Tendillas , uno de sus propietarios, Rafael Luque , asegura que la mañana para ellos « ha sido tranquila, muy tranquila ». Afirma que las ventas han caído respecto a las del sábado del puente de diciembre del año pasado «un 60% o un 70%». «Nos ha faltado todo el turismo que tuvimos el año pasado, mucha gente de Madrid, de Cataluña. Tampoco hay gente de la provincia, que es una clientela muy buena, muy fuerte. Este año, nada de nada de nada», ha asegurado.
Y da un termómetro para comparar el cambio radical vivido 365 días después: « El año pasado, este sábado prácticamente no cerramos . Descansamos una hora, porque tuvimos público hasta las tres y picamos algo, abrimos y estuvimos casi hasta las nueve de la noche, con clientes. Y este año, no vamos a ni abrir por la tarde . Viendo las perspectivas de venta que hay». «Seguimos con la misma cantinela. Esperando que esto remonte. Pero, por lo que vemos, va para largo», sentencia.
En los grandes establecimientos se observa movimiento de público , pero no se ve gente aguardando para pasar por las limitaciones de aforo , salvo en el establecimiento de Springfield en Cruz Conde, donde a eso de la una y media una mujer espera su turno para acceder.
Una cantante callejera interpreta en Las Tendillas un clásico de Glorya Gainor , « I will survive [Yo sobreviviré]», que suena a involuntario himno a los comerciantes y a todos aquellos a los que esta crisis en lo económico y lo sanitario les está castigando.
Hostelería, división de opiniones
A eso de las dos, hay tiendas que van cerrando y las que siguen abiertas ven flojear su público . La partida a esa hora la ganan los bares , cuyas terrazas hora se van llenando, quedando, eso sí, algunas pequeñas calvas.
Logra uno que le sirvan una impresión levemente moderada , lo que ya es raro con la que está cayendo, en el céntrico restaurante «La Bodeguilla». Manuel Pérez, su propietario , asegura que « vamos mejor que otros sábados. Ha subido un poquillo la venta ». «Esperemos que siga así el resto del puente», asegura, invocando a la climatología, para que sea benigna y, sobre todo, no llueva. Porque, explica, aunque ellos tienen servicio interior y en terraza, la gente «por el Covid» pide sentarse fuera.
Vuelven después las raciones de pesimismo, cuando se le consulta en medio del ajetreo, a Antonio García de la Taberna Corredera, ubicada en la plaza del mismo nombre. Dice que de clientela «está igual, más o menos». Para él, el gran problema es que tengan que cerrrar a las seis de la tarde . «Eso es lo peor», advierte, para luego reivindicar que les hubieran dejado abrir hasta las diez de la noche. Pero eso no va a pasar. La pandemia lo marca todo: hasta los puentes, sin turistas, sin visitantes de la provincia y en horario reducido.
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