Cartas a Córdoba
Los Reyes de la desilusión
«La oposición municipal, pendiente del más leve tropiezo para morder, ha aprovechado la fiesta de los niños para hacer política»

Querida Córdoba:
Los Reyes Magos , símbolo de la ilusión, han generado este año desilusión infantil en su intrépida versión aérea. No se sabe con certeza cómo llegaron los Reyes a Belén y ni siquiera si eran tres, pero es seguro que no lo hicieron en globo aerostático, un invento de finales del siglo XVIII. La tradición cristiana los imagina sobre camellos, y así se representan en los Nacimientos. Cuando yo lo instalaba siendo niño eran de frágil barro pintado a mano y cada día los movía por el caminito de serrín para que avanzaran hacia el portal. Los Reyes de la primera Cabalgata, ¿recuerdas Córdoba?, iban a caballo y salieron de la Posada del Potro , que en 1925 aún acogía tratantes y jornaleros.
Hay que reconocer que subir a los Reyes en globo, aunque fuese anacrónico, era una apuesta imaginativa mientras el bicho siga fastidiándonos, pero se nos adelantó Sevilla a las nueve de la mañana, vaya por Dios, así que perdimos el efecto novedad y salir en los telediarios. Pero además el invento resultó decepcionante, señor alcalde, sin bulla en las calles; sin caramelos voladores captados por padres y abuelos con los paraguas abiertos; sin la carroza inspirada en el último personaje de la factoría Disney; sin las barredoras mecánicas de Sadeco borrando apresuradamente el rastro de basura que deja la muchedumbre maleducada…
Un vientecillo inesperado obligó a adelantar y acelerar el paseo aéreo de los Magos de Oriente mientras miles de niños pasaban frío en las azoteas aguardándolos, desconcertados y nerviosos. Muchos ni siquiera vieron flotar los globos en las alturas antes del brusco aterrizaje de alguno. ¡Qué desilusión, Córdoba! El episodio de los Reyes aerostáticos me ha recordado aquella anécdota de monsieur Pego , el ingeniero galo que quiso repetir a principios del siglo XIX la legendaria hazaña voladora de Abbas Ibn Firnas , que se saldó con fracaso, y de ahí se dice que surgió la palabra «pego» que aplicamos aquí a cualquier tontería o chorrada. Ahora ha metido la pata el viento, pero la oposición municipal, pendiente del más leve tropiezo para morder, ha aprovechado la fiesta de los niños para hacer política, política barata, a cuenta de unos pobres Magos vistos y no vistos. No tenemos arreglo, Córdoba. ( En 2016 se suspendió la Cabalgata por amenaza de lluvia y el partido ahora gobernante y entonces en la oposición, arremetió contra la suspensión, ¿no lo recuerdas?).
Lo más aleccionador del triste episodio, por buscarle algo positivo, fue que los Reyes partieron del campus de la Universidad , sede del saber, así que en lugar de oro, incienso y mirra derramarían ciencia, ciencia infusa, en su apresurado vuelo sobre tu casco urbano, Córdoba, que tienes en la Cultura una de tus fortalezas, ahora amordazada por las mascarillas, los horarios restringidos y el miedo.