Baltasar López - Primera plana
La revisión de IU
Es un partido obsesionado por demoler su pasado, en el que contribuyó decisivamente a lo que hoy es la capital
El Pleno de la pasada semana, en el que se inició el proceso de revisión del PGOU , permitió observar el enésimo derrumbe en IU. Durante el debate del citado punto, su portavoz municipal y coordinador provincial, Pedro García , derribó una parte importante del legado a la ciudad de la coalición de izquierdas. Renegó de la gestión urbanística que ejecutó su formación desde la Alcaldía entre 2001, cuando se aprobó el actual Plan General, y 2011, año en que perdió el bastón de mando. Para ello, tomó la bola de demolición: que «si el PGOU tenía más de intereses inmobiliarios que de defensa de la población general»; que si se fomentó un modelo que «no es el que se tenía que haber dado»...
El Plan General ha sido una herramienta de desarrollo de la capital , con sus luces y sus sombras. Sus lagunas no justifican la voladura descontrolada por IU de lo que ha sido uno de los pilares de su labor de gobierno en Córdoba. Para entender que García le dé al botón de (auto)destrucción, hay que comprender el estado crítico de un partido obsesionado por pasarle una apisonadora a un pasado en el que contribuyó decisivamente a lo que hoy es España y nuestra ciudad. Sus dirigentes se deshacen de su historia con el desesperado anhelo de captar a quienes protagonizaron el 15-M hace ya cinco años. No se han enterado aún de que la mayoría de los indignados ya eligieron bando: Podemos , liderado por Pablo Iglesias, alguien bien conocido en la coalición de izquierdas hasta que se edificó un futuro por su cuenta.
IU se construyó un bonito cascarón de movimiento social, pero, tras la fachada, había demasiado anquilosamiento y burocratización . No supo sintonizar con el hartazgo de una parte de la sociedad con los recortes, necesarios, pero excesivos, y con la corrupción. Desde entonces, intenta apuntalar su ruina.
Lo último ha sido crear una promotora de votos con Podemos, la misma formación que la ninguneó cara al 20-D y que, cuando los sondeos se le han desmoronado, le ha declarado cariño eterno. La coalición de izquierdas va camino de acabar siendo un círculo, y pequeño, del partido morado. Éste la fagocitará. El acto de Iglesias el viernes en la capital fue el mejor ejemplo. El jefe de Podemos hace tiempo que le hurtó a IU el que fue su mayor arquitecto, Julio Anguita , y hace unos días en el pabellón de Fátima quiso que se supiera. Una humillación para la coalición de izquierdas en Córdoba, a la que contribuye el que fuera su líder nacional con su enamoramiento de la fuerza emergente -veremos a ver si no acaba en la «guerra de los Rose» si Iglesias queda segundo y busca para formar gobierno al PSOE, al que el «Califa rojo» no puede ni ver-. Ante este feo, los dirigentes provinciales de la coalición de izquierdas ni habrán pestañeado. Bastante tienen con revisar la historia de su formación , para tirar abajo los episodios que no sean acordes a la nueva política, que son muchos en una fuerza que lo fue todo en esta ciudad con la vieja política.