LIBRE DIRECTO

Revanchismo y a destiempo

El gobierno local desde una ideología partidista ha hecho un cambio innecesario, electoralista y agresivo del nombre de calles

Calle Cruz Conde en la capital cordobesa VALERIO MERINO

JUAN JOSÉ PRIMO JURADO

Dudo se enteren, pero nunca pensé que, tras cuatro décadas de democracia, contemplaría en mi ciudad semejante acto de sectarismo perpetrado desde su institución más importante y representativa, el Ayuntamiento. El gobierno municipal, llamado a representar a todos los cordobeses sin distinción de ideas, jamás debería ejercer su poder desde una ideología partidista y precisamente eso es lo que acaba de realizar el actual, con el cambio innecesario, electoralista y agresivo , del nombre de 13 calles , la mayoría hondamente vinculadas a la tradición , emoción y memoria cordobesas.

Los graves fallos de gestión para facilitar la implantación o desarrollo de empresas, construir aparcamientos, rebajar la cifra del 25,4 por ciento de paro o poner por fin la Gerencia de Urbanismo al servicio del ciudadano, quedarán empequeñecidos en la historia por el uso sectario del nomenclátor callejero que han hecho, con el único objetivo de dar gusto a su electorado más de izquierdas y rebuscando los odios fratricidas peores de nuestra sociedad . Cuesta imaginar votantes moderados socialistas que estén satisfechos con tamaño disparate.

Huele a revanchismo, como el de los vencedores recién acabada aquella guerra , borrando la memoria de media España, con la seguridad que el otro bando habría hecho igual de haber ganado. 80 años después, éste es un revanchismo a destiempo. Los nombres nítidamente vinculados al bando franquista ya fueron cambiados en el callejero cordobés durante la Alcaldía de Julio Anguita (1979-1986). Obedecía ese gesto a la reconciliación de las dos Españas en 1978, sin vencedores ni vencidos. Aprendidos y corregidos los errores, capítulo cerrado y a mirar hacia el futuro. Incluso el alcalde Herminio Trigo otorgó en 1988 a Antonio Cañero el nombre de la plaza que ahora le quitan .

Antonio Cañero diseñó el arte del rejoneo moderno y donó una finca de 51.500 metros cuadrados para construir el barrio que hasta ahora lleva su nombre. El alcalde José Cruz Conde creó las Tendillas y sus alrededores, construyó el pantano del Guadalmellato vital para el abastecimiento de agua, un alcantarillado general, pavimentación de calles y plazas, ampliación de jardines y del alumbrado público y logró el reconocimiento del Gobierno a la zona histórica-artística de la ciudad. El conde de Vallellano, ministro de Obras Públicas, recreció la presa del Guadalmellato, dotó a Córdoba del puente de San Rafael (el segundo en nuestra historia tras el romano) y de las grandes avenidas que a él dan acceso. Rey Díaz fue profesor del Instituto, académico, archivero y cronista de Córdoba, desde 1922 hasta su muerte en 1963, redactando el catálogo que se envió a la Real Academia de San Fernando sobre protección de monumentos históricos y artísticos cordobeses y ayudando a la creación de los Museos Municipales.

Así hasta 13 nombres, sin delitos de sangre, cuya única «culpa» fue tomar partido intelectual o militarmente en el enfrentamiento fratricida de 1936. Como hicieron miles de españoles. Se amparan quienes los arrancan del callejero ahora en la Ley de Memoria Histórica. Una injusta legislación contra la reconciliación de 1978 , en tanto vuelve a dividir a los españoles en buenos y malos, señala a un bando como culpable, condena la memoria de media España y ensalza la de la otra media… ocho décadas después de aquella tragedia y tras 40 años de democracia .

En parte responsables son los dirigentes de una derecha acomplejada, que aceptaron sin más la manipulación histórica , iniciada por Zapatero, consistente en definir aquella tragedia colectiva como un golpe de Estado militar y fascista contra una democracia idílica. Al no rebatir esto, han permitido que Franco siga presente en el debate político cada vez que la izquierda lo necesita. También tienen cuota de responsabilidad intelectuales liberales que escogieron el silencio ante este ataque contra nuestra convivencia.

La historia no olvidará este error de herir a destiempo y sectariamente la memoria cordobesa. Además, la absoluta falta de consenso político en una medida tan sensible como ésta se muestra en que tres de las calles que pierden su nombre recibirán el de tres militantes de izquierdas cordobeses. Y no falta ni el punto grotesco de asumir una incorrección ortográfica, al renombre a la calle Periodista Quesada Chacón como «La Letro» . Electromecánicas no, «La Letro». Córdoba no se merece esto .

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