Mario Flores - EL DEDO EN EL OJO

Recortes de Navidad

Resulta esperpéntico y repugnante el esfuerzo de la izquierda por derribar los símbolos de la gran mayoría

El edil de Servicios Sociales, con responsables de la Fundación Bangassou

Ya pasó la vorágine. Todos conseguimos pasar la Navidad de manera más o menos razonable. Bienvenidos de nuevo al mundo real. Mi compañero de columna, Rafael González, pasó la Nochevieja de manera muy respetable, con pijama y batín bajo el «avión cultural 2016» (o algo así) preguntándose qué demonios haría aquel aeronáutico amasijo de hierros posando inserviblemente para cometido tan distinto para el que fue concebido.

Por su parte, la controvertida suspensión de la Cabalgata de Reyes no fue óbice para que «Melchora» y «Gaspara» comparecieran al día siguiente en el Consistorio, escenificando así la idea de que la materialización del «absurdo esférico» es posible (el esperpento que representa el esfuerzo de la izquierda por derribar los símbolos de la gran mayoría resulta, sencillamente, repugnante). Más tonterías de género.

En lo tocante a nuestros próceres municipales cabe suponer que habrán penado estos días de luminosidad por culpa de su militancia izquierdista, esa que les habrá agriado la celebración del nacimiento de Jesús debido a su ultralaicismo (¿comen polvorones los socio-comunistas?). Debe ser por eso que, para conjurar estos males judeo-cristianos, tiraron preventivamente de obscenidad recortando recursos a las oenegés católicas antes de que empezara el sarao. De manera bastante estulta, el edil de Servicios Sociales se justificaba diciendo que la merma sufrida en las subvenciones municipales a esas asociaciones se debía a la casualidad; justificación tan pueril como la que ofrecía Tom (el gato) cuando negaba con la cabeza haber engullido a Jerry (el ratón) mientras se descolgaba por su comisura el rabito del simpático roedor. Si fueran honestos dirían que han recortado a las oenegés católicas por pertenecer a una Iglesia con la que pretenden rivalizar y a la que acusan de mil historias delirantes, y que no la pueden ver ni en pintura porque se dedica a la caridad (concepto alejado de lo que ellos creen «justicia social» ); si se vistieran por los pies declararían sinceramente que el comunismo es la utopía a perseguir y que por eso quieren terminar con otras doctrinas que vienen a distraer a las personas del auténtico objetivo de la desaparición de clases y otras zarandajas.

Poco hace por la «justicia social» nuestro edil comunista de Servicios Sociales, infinitamente menos de lo que, calladamente, realiza la fundación Bangassou con el obispo cordobés Juan José Aguirre a la cabeza. Por eso, a veces, estos comunistas recalcitrantes pueden inspirar ese atisbo de ternura que despierta en nosostros el atemperado Tom negando con ojos melancólicos haberse zampado a Jerry. Aunque nada de lo que afirman es sincero, nada de lo que proponen resulta auténtico, poco de lo que propugnan se acerca siquiera a la labor de las castigadas oenegés. Nuestras cofradías han sabido salir al paso. No le faltará recursos padre Aguirre. Gracias por su labor.

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