Perdonen las molestias
Rebrotes de estío
Los locales nocturnos siempre han sido lugares excitantes llenos de futuro. Fíjense en el caso de la discoteca Babylonia
El único dato cierto hasta ahora del coronavirus es que el calor no mata al bicho . Ni siquiera reduce su actividad vírica. De tal manera, que el verano ha llegado este año, como siempre, sin efectos benéficos reseñables. Calor y punto . Todo lo demás son especulaciones. Que si la vacuna, que si las secuelas, que si las mascarillas. Y que si Covid-19 es un sustantivo femenino, masculino o mediopensionista. Que averigüe usted. Lo que sí parece fuera de toda duda es que la desescalada está plagada de riesgos.
Fíjense en el caso de la discoteca Babylonia. Un centenar de contagios en una sola noche . Los locales nocturnos siempre han sido lugares excitantes llenos de futuro. Vas a tomarte un gintonic fresquito con tónica azul y cualquiera sabe qué puedes llevarte a casa. Y no me cojan la expresión por las hojas. Otra cosa es establecer la trazabilidad del animalito. De dónde viene, a quiénes ha infectado y hacia dónde se dirige. Eso ya es harina de otro costal. Entre otras cosas porque todos y cada uno de los intervinientes tiran balones fuera. Los propietarios del local y el colegio que presuntamente organizó la fiesta de graduación.
El centro escolar sostiene que el foco prendió en la discoteca . Y la discoteca asegura que cumplió todos los requisitos establecidos por la administración competente. Desde ese punto de vista, nada nuevo bajo el sol. El caso nos recuerda al incidente protagonizado por el príncipe belga que dio positivo hace mes y medio en una fiesta en Córdoba en plena fase de desconfinamiento. El aristócrata entró en España cuando no debía y vulneró prácticamente todos los artículos del decreto del estado de alerta. Que ya hay que tener tino.
El límite establecido entonces para reuniones familiares era de 15 personas . Y, casualidades de la vida, el encuentro en que participó el príncipe Joaquín en un chalé de las afueras de Córdoba estaba integrado por 15 personas . Justamente. Ni una más ni una menos. Esas cosas increíbles pasan, aunque alguno de ustedes quieran buscarle tres pies al gato. Así se acaba de concluir en el informe policial, que no contó entre el aforo, al menos, a cuatro niños. ¿Qué dice el BOE de los niños y niñas a efectos contables del coronavirus? Oiga: ni idea.
El caso es que el episodio ha concluido con la única sanción económica del príncipe de Bélgica, que ha asumido su responsabilidad sin maniobras orquestales en la oscuridad . Seguramente para evitar mayores complicaciones diplomáticas de las que ya ocasionó en medio de una de las crisis sanitarias más graves de la última centuria. Al fin y al cabo, ¿qué son 5.200 euros para el archiduque de Austria Este? Pues eso.
Lo que parece claro es que los rebrotes se reproducen sin solución de continuidad desde que se puso fin al confinamiento. No hay telediario sin rebrote , como no hay sesión parlamentaria sin fuego de mortero. Se ve que vivimos en un país en que los contagios y las invectivas políticas crecen como la hierba. Pero tampoco nos pongamos estupendos. La cuestión es que ahora que regresan las infecciones a lo largo y ancho del territorio nacional, ya no disponemos de ningún instrumento jurídico que nos permita suspender el derecho constitucional al libre tránsito . Y cada gobierno autonómico hace la guerra por su cuenta. ¿Que es un disparate? Puede ser, querido contribuyente. Pero, oiga, hemos conjurado el riesgo de dictadura constitucional hacia el que se dirigía este hermoso país que se llama España. ¿O ya no se acuerda?
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