Obituario

La realidad que imitaba a VIC

Su mirada personal hacia la realidad cordobesa hacía que el mundo local se pareciera a sus viñetas y personajes

Luis Miranda

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Nuestro José María Nieto, ese certero cronista que cuenta cada día en ABC la realidad a base de ratas, palomas sobre los cables eléctricos y fantasmas en estas páginas, dibujó una vez a un hombre en una casa de campo, preparando la comida al aire libre con el delantal puesto. Hacía carne en la barbacoa, y no un arroz caldoso, y es probable que incluso fuese chalé y no parcela con pocos papeles, pero los cordobeses que lo vimos de inmediato encontramos algo familiar: parecía una viñeta de VIC. Cuando un artista o un escritor tiene una mirada tan personal a la realidad sucede que el mundo se parece a lo que él describe, y no al revés. En las terrazas se ve todavía a matrimonios de Mingote, por la calle pasa gente abrumada que habría pintado Forges, y en Córdoba seguiremos encontrándonos con tipos que para siempre serán personajes de VIC y con escenas que parecen inspiradas en sus viñetas .

Su Córdoba no era una ciudad oficial con gente enchaquetada y sonriente delante de las cámaras. Desde luego que aparecían, pero casi siempre con un tono irónico . Su mundo era la taberna de barrio , la parcela donde el hombre disfruta del ocio del verano aunque su esposa no haga más que ver inconvenientes, la bulla de la Semana Santa donde los carritos son más peligrosos para los tobillos que las espadas de los romanos encima del paso. Los dibujos y los bocadillos de Vicente Torres Esquivias cumplían aquel mandato de Unamuno de que el periodismo tiene que recoger el estrépito de los carros en la calle y las voces del pueblo .

Había política y más de una vez hubo quienes no fueron capaces de entender que ellos, aunque fueran nuevos y representaran a la pureza que venía a salvar el mundo , también se equivocaban. Pero estaba sobre todo la charla delante del medio de vino, el momento en que no se va a salvar el mundo, sino a decir la frase que ayudará a llevar mejor el día. A los personajes y a los que abríamos el periódico por aquella página. Vicente sabía bien que lo más importante de la vida no pasa en un despacho oficial y por eso buscaba los rincones en los que su mirada a las costumbres levantaba la carcajada.

En Semana Santa parecía vivir en medio de la bulla, allí donde la espera de las imágenes se alivia comiendo pipas y discutiendo con el vecino temporal al que no se conoce de nada; en la Cata del Vino su gente podía terminar en la Feria del Libro pidiendo otro medio allí donde no le podían servir más que un poemario; en mayo nunca se cansó de denunciar que las cruces estuvieran marginadas detrás de la barra.

Ahora que no escribiré el artículo abrumado por la responsabilidad de estar debajo de una viñeta que siempre era mejor que ellos, pienso que VIC estará disfrutando del descanso de una vida entregada , en una cordobesa parcela celestial, sentado y tranquilo, como aquel cordobés que le decía a su hermana que aquello de la casa de campo era un follón, pero no desperdiciaba la ocasión de tocar la moral: «Cuñaoooo. ¿Cómo traes tan pocas cajas de cerveza, con tantos como hemos venido?».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación