CABRA
Rajoy se da un baño de multitudes en Cabra
El jefe del Ejecutivo disfrutó de un café y dulces típicos en la Ciudad de los Niños y un masivo paseo por la localidad
Si a Zapatero le pillaron en un programa de televisión atascado en lo que valía un café, Rajoy no quiso por lo menos había tenido la oportunidad de enterarse de lo que cuesta uno, solo y con azúcar, en un tranquilo parque de Cabra. A las cinco y pocos minutos de la tarde el presidente del Gobierno llega a la Ciudad de los Niños de la ciudad y poco después empieza a darse un tranquilo paseo , que tuvo más de descanso y charla que de baño de masas.
Los niños saltan sin descanso en los colchones hinchables y se dejaban caer por los espectaculares toboganes, mientras Rajoy, traje oscuro y corbata a rayas, pasea y no deja a nadie sin saludar y hasta besar . Había venido a recibirle toda la dirección regional y la cordobesa, con Juanma Moreno y José Antonio Nieto a la cabeza , pero nadie acaparó más atención que el alcalde de Cabra, Fernando Priego, recién elegido con un porcentaje de votos que ha hecho que el partido le tenga muy en cuenta.
A esas horas de la tarde, templado el otoño, la tarde es más que dulce y la comitiva se sienta en la terraza a disfrutar del sol. El presidente pide un café solo y la camarera lleva hasta la mesa pestiños y gajorros, un dulce típico de Cabra asociado a las fiestas y a la Semana Santa, pero q ue parece gustar al presidente .
Cumpleaños de fondo
Rajoy se relaja en la charla entre amigos. De cerca aparenta seriedad y el parque está tranquilo, aunque por poco tiempo . De vez en cuando tiene que dejar el gajorro a medio comer porque algún paseante, sobre todo algún niño, le pide una foto, y entonces el presidente circunspecto pone la mejor sonrisa para posar junto a quienes se lo piden . El discreto aparato de seguridad contribuye a que el paseo no tenga apariencia blindada.
El café es tranquilo, los dulces gustan y la camarera, Isa, atiende con la diligencia profesional y los nervios de saber quién se ha sentado a la mesa. Junto a l mesa de la gente del PP hay un cumpleaños. Los niños miran con mucha curiosidad, se levantan y se alborotan pensando en si el señor que está allí sentado es el mismo que sale en la tele . Unos veinte minutos después Mariano Rajoy se levanta y se acerca a la barra, donde las mujeres que atienden la terraza se quieren hacer unas fotos con él . Juntos cantan cumpleaños feliz al pletórico alcalde en su 34 aniversario.
El presidente del Gobierno sigue después a pie, pero para ese momento, ya cercanas las seis de la tarde, son muchos más quienes se han acercado a saludarlo , y ahí están quienes quieren fotografías y los que le piden contundencia ante el desafío del Parlamento de Cataluña . El presidente que una vez llamaron de plasma pisa el asfalto de la Ciudad de los Niños y hay quien confude el orden: «Presidente, ¿quiere hacerse una foto con mis hijos?».
La celebración continúa con su curso normal y todos se dirigen al Ayuntamiento de Cabra, donde firma en el libro de honor y donde esperan bastantes ciudadanos, muchos de ellos aplaudiendo y otros con banderas de España en los balcones . El café tranquilo y los dulces terminaron y llegó la hora del trabajo y la solemnidad de la visita y la recepción por el Pleno municipal, aunque quizá a Rajoy le haya servido para aprender cuánto cuesta un café solo y plato de gajorros en una tranquila terraza al sol de Cabra en otoño.