Crónicas de Pegoland
Todo ventajas
La terraza invasora permite socializar, cultiva las relaciones humanas y pone en forma
![Ambiente de veladores en La Corredera durante el verano](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2021/09/23/s/corredera-veladores-cordoba-koeF--1248x698@abc.jpg)
La Gerencia de Urbanismo ha anunciado al sector hostelero que ya le vale madre con las terrazas velador en el término municipal de Córdoba . Se acabó , chimpún , el exceso de llenar calles y plazas hasta donde alcanza la vista. Vuelta a la normalidad, si es que eso sucedió alguna vez, del pasillo del metro ochenta de ancho, ese unicornio urbano. Que durante lo del Covid, vale. Pero que ya no estamos como estábamos y la cosa se estaba yendo de madre.
Yo aquí, sinceramente, es que no le doy la razón a Urbanismo . Y es que solo veo ventajas en la colocación masiva de mesas, sillas y paraguas de Cruzcampo que soliviantan la ciudad, en particular, los fines de semana. La terraza invasora permite socializar, cultiva las relaciones humanas. Si no le dejan pasar, siempre puede pegar la hebra con los comensales, preguntar si el flamenquín está bueno, que de calidad-precio cómo va la cosa. Anímese a cruzar por medio del velador para dar o recibir recomendaciones gastronómicas eficaces. El salmorejo, no. Pero el lechón está de muerte, abuela.
La espera , de hecho, aplaca ansiedades en estos tiempos donde todo son prisas . No hay cosa como esperar pacientemente a que el caballero o la dama dejen su poquito de sitio para que uno pueda llegar a casa a calentarle los garbanzos al niño, que llega con hambruna del instituto. Tampoco hay que correr tanto. La terraza genera zen .
Se hace deporte , lo que es es. La terraza velador , cuando aprieta de verdad, permite apreciar la práctica de la escalada , porque no hay forma de llegar del punto A al punto B sin aferrarse cual salamanquesa veraniega al tabique más cercano. Se gana elasticidad esquivando sillas, señora, tanto pilates. Y se aprenden idiomas porque siempre está el simpático turista que, desde su lugar de privilegio, te pide tabaco y que le orientes hasta la Mezquita , «siguplé».
Como bien dice un amigo, es que ya no hay románticos, que el romanticismo ha muerto. Si usted camina con la novia , el novio o el novie , aproveche esos tiempos de espera ante el velador cruzado, el carrito del niño y las doce invitadas a la despedida de soltera para renovar votos, hacerse confidencias , pegar algún achuchón . Aproveche que hay poco espacio, el cuerpo a cuerpo, para rozarse mejilla con mejilla. «Heaven, I’m in heaven».