Crónicas de Pegoland
La Selectividad
La vida consiste en darse cuenta de que nada importa tanto cuando sucede
![Un grupo de estudiantes antes de examinarse de Selectividad este martes en Córdoba](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2020/07/09/s/selectividad-rafael-ruiz-k9BE--1200x630@abc.jpg)
DE mi Selectividad ya solo recuerdo que el segundo día me fui al cine. Como estaba en una etapa de joven concienzado y aquello era, en realidad, un pego solemne, me dio por pasar la tarde viendo «Riff-Raff» en el Alkázar, una comedia -es un decir- de Ken Loach sobre el nuevo proletariado urbano londinense, que a pesar de tener un trabajo tiene que andar ocupando viviendas ilegalmente porque no tiene para pagarse un alquiler por las políticas neoliberales aplicadas durante años por la Thatcher . Albañiles que construyen casas para otros han de pegarle la patada a la puerta de una casa para tener un techo, era el rollo metafórico. El ladrillo rara vez es para el que lo trabaja. Queridos niños, hay cosa que no cambian por mucho que ahora alguien os diga que la cocacola la han inventado ellos. En realidad, el famoso refresco lleva décadas dando vueltas con misteriosos y no siempre confesables cambios en su composición.
Lo bueno de la Selectividad en aquella época, podemos deducir, es que había cines cerca en los que evadirse sin necesidad de irse al quinto pino y de pagar la entrada y las palomitas a plazos. Había incluso salas con los suficientes arrestos culturales para soltarle al personal un pestiño en versión subtitulada para no perder ni uno de los giros dramáticos forjados por el acento de cada uno de los grupos sociales del caldero del señor Loach. Motivo por el cual los chavales de eso que se llama EvAU lo tienen mucho peor. Ya no es posible reunir unos dinerillos y darse una vuelta por el cine del barrio para ver una peli con la que desconectar del griego clásico, aunque temo que ya poco griego se estudie. Tampoco es viable asumir cierto grado de libertad en medio del estrés echándose una caña en el Código de Barras -escrito con k, me temo- que era un garito de Gran Capitán, cuando en Gran Capitán aún había garitos.
La Selectividad es de esas cosas en la vida que, solamente pasado el tiempo, te enteras de que tampoco era para tanto . Que suelen ser la mayor parte de ellas. Vivir en realidad supone ir archivando asuntos en el cajón de lo «no prioritario». El año en que este que firma la hizo, el comentario de texto fue un interesantísimo reportaje de la revista «Muface», presente en todas las casas del funcionariado español, sobre Rodney King, un taxista negro al que la Policía de Los Ángeles le dio una paliza brutal por negarse a parar el taxi que conducía. Entonces como en estos días con George Floyd, aquello generó disturbios, una ola de solidaridad internacional e incluso alguna canción sospechosa de Billy Idol.
En realidad, todo se parece a todo y Heráclito era un hippy al que nunca entendió nadie porque estaba siempre soltando aforismos raros. Para quien no lo sepa, Heráclito era un filósofo, griego también como los yogures. Que eran unos señores muy mayores, queridos niños, que se estudiaban quisieras o no en una bellísima y útil asignatura -para tantas cosas de la vida- que se sigue llamando Filosofía .