Crónicas de Pegoland

Polvos

Ya que Sadeco se pone a quitar la roña, hasta el fondo

'Cintúrón verde tirando a negro', por Aris Moreno

Un operario de Sadeco limpia la Puerta del Puente Efe
Rafael Ruiz

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La marranería ésta de la calima ha dejado Córdoba de tal manera que la ve mi abuela Antonia y le da un parraque del disgusto. Guarra pero guarra-guarra se ha quedado la ciudad durante el paso de Celia , que tenía nombre de formalita. Tal cantidad de polvo y barrillo se ha juntado en estos días donde todo ha sido ocre que hemos descubierto una nueva función de las placas lisitas de granito que pone el Ayuntamiento cada vez que desarregla una calle, cosa que hace con cierta frecuencia. Ahora las podemos usar como pista de patinaje si no tenemos el cuidado de andar como Chiquito de la Calzada. Buena elección de materiales, chavales. Sois unos fenómenos.

Qué de polvos, gritan las vecinas usando el plural, todo maldad ellas. Llega uno a casa que parece que acaba de salir de la caseta de ASPA . Con la voz tomada, ese saborcillo aguardentoso de la tierra en la garganta y los zapatos para tirarlos. Dicho sea de paso, sin todo lo bueno que tiene la caseta de ASPA, tugurio solidario pero tugurio al fin y al cabo. Punto cardinal del Arenal golfo cuando mayo concluye. Honra y prez de la feria terrosa de Córdoba. El sitio donde volveremos.

Nos dijeron que iba a a llover y nos ha caído medio Sáhara y otro medio Sahel. Enhorabuena a los propietarios de túneles de lavado de automóviles porque suyo es el reino de los euros. A los talleres que se van a poner finos de cambiar filtros. A los servicios de limpieza, públicos y privados, porque tienen tajo para rato. Mis condolencias a esas comunidades de vecinos que decieron pintar la fachada del bloque porque la Semana Santa está a la vuelta de la esquina y les apretaban para gastarse la subvención de Vimcorsa.

Ya que Sadeco se pone a darle un repaso gordo a Córdoba, y lo digo como idea, a ver si quitan primero tanto polvo, tanto barrillo, y luego ya siguen con el resto de la mierda. Con la de los perritos que se quedan fosilizadas esperando un manguerazo que nunca llega. Con la de tanto marrano que se cree que la calle es suya y ahí queda el fruto de su estómago. Porque Celia ha puesto de lo suyo, correcto. Pero es que las calles no estaban como los chorros del oro, la verdad. Que la roña ya venía de fábrica.

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