Crónicas de pegoland
De pago
Un periódico es una forma de encuadernar el mundo, de darle coherencia
UN periódico no es un tipo que pasaba por allí. No es un notas con nombre falso —la mayor parte de las veces, ridículo— en una red que coge una foto hecha vete a saber cómo y saca conclusiones encomendándose a su cuñadismo. No es un caballero que, sin realizar una sola llamada y sin haber estado presente, es capaz de contar cómo pasó algo. No es el grupo de expertos de turno acodados al fondo de la barra. Ni siquiera es eso que siempre va a darle la razón, lector, porque hay otras opiniones a la suya. Un periódico es una forma de encuadernar el mundo, de darle coherencia. Sea en el formato que sea, es un trabajo colectivo , de personas que cobran por su trabajo y que tienen normas.
Esas reglas son que los periódicos son empresas con ideas expresadas en una línea editorial tácita o expresa. También, que una cosa son los hechos que se cuentan y otra las ideas que existen sobre esos hechos. Por último, que existe una praxis profesional correcta y otra que no lo es. No basta con ver una columna de humo para asegurar que hay un incendio porque puede ser una barbacoa. Tras ver el humo, llamar a los bomberos y contrastarlo con las ambulancias y la Policía, un periódico cuenta que ha habido un incendio, dónde, si ha habido heridos y si se sabe si es intencionado. Un periódico es la diferencia entre la certeza del oficio y el azar del voluntariado.
Ustedes pensarán que a qué viene que los que trabajamos en medios, en periódicos, nos reservemos el derecho a seleccionar lo que se debe saber. No lo hacemos: perdimos ese monopolio hace años. Nos reservamos la capacidad de hacerlo de forma profesional, que no es lo mismo. Firmando con nuestro nombre y respondiendo de lo que escribimos ante los tribunales de justicia . Lo hacemos todos los días, sea domingo o fiesta de guardar. Exista pandemia o confinamiento porque no se puede estar a conveniencia de los acontecimientos. Sabiendo que si acertamos seguirán ahí y si fallamos —porque nos equivocamos— elegirán a la competencia, que la hay. De ahí, que se repare el error cometido durante tantos años y se pague por un trabajo que cuesta tanto, tanto hacer.
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