Crónicas de Pegoland
Nomeo
Lo mejor es someter al Centro de Ferias a un test de estrés para evitar lamentos
El nuevo Centro de Ferias de Córdoba, en imágenes
El Ayuntamiento de por acabado el Centro de Convenciones de Córdoba
Cuando San Sebastián inauguró su gran auditorio y palacio de congresos, fue rápidamente bautizado con el bonito nombre de Kursaal de Nomeo . El arquitecto no se llama Nomeo, obviamente, sino Moneo, Rafael Moneo. Pero el autor de la obra-un arquitecto estupendo, por cierto- había diseñado una instalación de muchísimos metros cuadrados con unos cuartitos de baño que estaban donde Cristo perdió el mechero, lejísimos. Y la gente, obviamente, se hacía pipí sin que hubiese a mano un aseo donde descargar. Lo que generó una severa crisis reputacional que se dice ahora. A la gente del Festival de Cine se le iba el punto antes de tiempo sin que hubiese cómo aliviarse.
Traigo esta bonita anécdota a colación porque ayer visité someramente el Centro de Ferias de la Letro , recientemente acabado. Un sitio tipo centro de salud de los modernos tirando a enorme que, recién acabado, está ‘de durse’ . Pero resulta que, pese a tener buenos amigos que practican la disciplina desde el punto de vista profesional, tiendo a sospechar de las decisiones que toman los arquitectos, las arquitectas y les arquitectes en general.
Me perdonen Fernando Suárez y Javier Terrados -autores del diseño- que no va con ellos la cosa. Sino con la profesión de la arquitectura toda, dada a tomar determinaciones poco prácticas desde Vitrubio hasta nuestros días. La sospecha me embarga cada vez que se enrollan los planos y se toma contacto con lo real. Solo a un arquitecto se le ocurre que colocar una de esas escaleras modernas que se ven ahora sin pasamanos, esos tablones encastrados en la pared, es una buena idea. El resto del género humano tiende a sufrir vértigos.
Yo que el Ayuntamiento, desde aquí lo digo, sometería el Centro de Ferias a un test de estrés antes de su apertura. Que luego vienen los lamentos y el crujir de dientes. Pongamos por caso, alcalde, la cosa consistiría en meter a un número significativo de seres humanos en el edificio cerrando las puertas a cal y canto con el objetivo de garantizar que las cosas van como tienen que ir . E incluso hacerlo como lo hacen las marcas de coches cuando quieren sacar un modelo al mercado: sometiéndolo a todas las inclemencias climáticas posibiles. Solo de esa manera se puede saber si esos suelos no resbalan. Si esos cuartos de baño del platillo volante donde vino E.T. a la Tierra no son un dolor para las limpiadoras. Y que no acabamos con el Nomeo de turno.
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