Crónicas de Pegoland
No sé
Si quieren explicaciones de AstraZeneca, de Pfizer, de Moderna acudan, por favor, al médico de su centro de salud
Lo reconozco en un hecho que considero, a mi manera, revolucionario. No son tiempos para decirlo pero allá va: No sé, no tengo ni idea . No tengo cualificación, ni criterio, ni unos estudios mínimamente aproximados sobre la materia. Solo me queda la comprensión lectora y cuatro cosas que me ha dado la vida a costa de quitarme cinco o seis. Si tienen problemas con una marca de vacuna , con un medicamento específico, acudan a otro. Porque, el que firma, no tiene ni la más remota idea. Pero cero elevado al cubo. Pez total. Así que, si quieren explicaciones de AstraZeneca , de Pfizer, de Moderna o de los trombos que pueden provocar, según dicen, a un pequeñísimo número de personas acudan, por favor, al médico de su centro de salud, a alguien con bata blanca que tenga los años de estudio suficientes. Que ellos son los que han de contar con el foco en estos momentos de dudas.
Suena raro en estos tiempos donde todo el mundo que tiene sitio en el debate público sabe de todo. Pero es que el de la carita por encima del texto, no. Tampoco el parroquiano de la taberna del Realejo que presume de tenerlo claro más que nadie, el pesado que se tomó dos copas de más el sábado por la tarde en la Corredera y le dejó nítidos todos los conceptos, el panadero que le dio la clase magistral de Inmunología cuando iba a por la telera. Ninguno de esos sabe. El lotero no sabe. Aquel viejo conocido con el que coincidió en el autobús no sabe. El del Facebook o Twitter con nombre estrafalario, tampoco. No tienen ni idea por muy pintorescos o informados que parezcan sus argumentos. Porque, por las buenas, son unos pesados y, en las peores, unos irresponsables. No son quién para decirles si se deben vacunar y con qué.
La famosa de la tele no tiene ni idea, el sabihondo del centro de mayores es un auténtico paleto, el moderno de las rastas que le asegura que todo esto es porque no le funcionan los ‘chakras’ viene a ser un imbécil iletrado. Todo aquel que no aparezca identificado con una carrera profesional científica y sanitaria detrás no es nadie y solo busca su minutito de audiencia. Por eso, cuando le llamen de su centro de salud para darle la cita recuerde que, si tiene dudas, para eso están los médicos que le atienden a diario. Unos tipos extraordinarios, pacientes y amables. Ellos sí saben. Ellos.
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