Crónicas de Pegoland
Los mocos de Córdoba
Que levante la mano el que haya dormido una noche completa esta semana
La demanda de Urgencias y de autotest se multiplica
Desde que la Feria de 2022 —inclusiva, sostenible y resiliente, ya saben— dijo adiós, un mar de mocos ha asolado, cual plaga bíblica , las casas y las calles de Córdoba . Como una especie de maldición por haberlo pasado bien por encima de nuestras posibilidades, se han multiplicado los casos de trancazo, disculpen ustedes el micromachismo, que nos tienen con dolor de cabeza, toses improductivas y una congestión de tercer grado. Donde entra más que sale y que nos hace andar por la calle como zombis zumbados. Que levante la mano el que haya dormido una noche completa esta semana.
Lo mío creo que pasó en una caseta de esas buenas en las que, por razones incomprensibles, nos dejaron pasar. No tuvimos que decir que veníamos de parte del alcalde ni nada porque el personal fue considerado, simpatiquísimo. La cosa es que en el recinto no había mucha gente y el aire acondicionado estaba preparado para congelar morcones en el Sáhara . Aquello empezó con un fresquito agradable pero tomó el camino de las tormentas polares en cuanto la gente empezó a abandonar sus puestos. Cerramos la caseta como señores pero con témpanos cayendo de las narices , dispuestos a partir cristales con los pezones. Las últimas copas las pedimos sin cubitos e insistimos al equipo de barra que nos las calentaran un poco en la cafetera para que cogieran temperatura ambiente.
Sucede que al primer moco que sale, la gente huye despavorida a hacerse el test de antígenos y ya están los pobres galenos explicando que, aparte de Covid , hay muchas otras cosas en la vida. Y como el asunto sale negativo (que también puede pasar), pues ahí va el pobre cordobés a repetirse la prueba dejando sin existencias a los pobres boticarios. Lo ha dicho Valle García , la gerente del Reina Sofía : hay muchas más consultas en Urgencias pero por casos de infecciones respiratorias que no son Covid. Por gripazos y catarrazos de toda la vida. De intensidad variable pero mayoritariamente inofensivos. Se ve que, igual que tenemos que volver a aprender a pasarlo bien, es necesario ponerse malos con mocos otra vez como toda la vida de Dios .